35-Un Grito de Auxilio

El funeral fue modesto y privado, se realizo casi enseguida pues no podían conservarse los cuerpos en el cuarto un día más; a la semana los rastreadores encontraron a los fugitivos en el bosque, que estuviesen muertos y no pudiera desquitarse con ellos no pareció molestar mucho a Kouro, quien de inmediato busco redirigir su venganza con quien debía de haberlas salvado, solo entonces supo que Haku se había suicidado y eso si lo turbó, aunque no tanto como descubrir que Tara y Kiori se habían escapado, no lo noto antes porque fingir un luto decente le exigió demasiada atención.

Pero eso si requería una acción, Hakai había cruzado la línea, tuvo que ser él, era el tipo de ofensa a su poder que no podía dejar pasar.

-Acércate, hermano-lo convoco al salón principal-¿Sabes porque te llame?

-Imagino que por Tara y Kiori-dijo, con más temple del esperado-sí, yo las ayude a irse de aquí.

-¿Puedo saber por qué?-reparo en que la variación en su aura era dominante ahora.

-Tenía que liberarlas de ti, mejor razón no tengo, y si vas a castigarme por hacer lo correcto, adelante, no te tengo miedo.

-Oh, sí lo tienes, solo debo recordarte lo que te puedo hacer.

Chasco los dedos y el collar de Rina comenzó a asfixiarla, Hakai apretó los puños y en lugar de verla a ella se enfoco completamente en su hermano, se hizo eterno el minuto que paso antes de que Kouro abriera los ojos, alarmado, y liberara la presión permitiéndole respirar.

-¿Cómo pudiste…?

-No la matarías, ni a mí, no puedes, porque somos toda la familia que te queda y eso todavía te importa.

-…Bien, ya no me temes, pero no creas que te iras de aquí sin un castigo, se exactamente dónde está tu punto de quiebre.

-Pruébalo.

Lo dijo con determinación pero ante el siguiente movimiento de Kouro se le fue el alma a los pies: había hecho aparecer la muñeca de su madre.

-Kouro, no…

-¿No qué?-se dio el gusto de verle el aura cambiar-madura, Hakai, estas demasiado grande para jugar con muñecas.

-Por favor…no me quietes lo único que me queda de mi madre…

-No quería tener que llegar a esto, hermano-suspiro-a nada de esto, ¿te parece que me gusta ser el malo?, ¿Qué disfruto torturándote?, fuiste tú quien me lastimo primero, tres veces para ser exacto.

-Esos fueron accidentes, jamás quise hacerte daño.

-Lo sé…-ahora miraba la muñeca-no recuerdo que mamá me hubiera hecho algo así, ¿sabes?, hay veces que me pregunto qué habría pasado si no me hubieran enviado con la abuela, conmigo se rindieron muy pronto, ¿no te parece?

-Basta-de nuevo lo vio tomar fuerza-a mi hazme lo que quieras pero no te voy a permitir hablar mal de nuestros padres, ellos no se rindieron y nunca dejaron de amarte, hicieron lo que pensaron era lo mejor para ti y eso deberías agradecerlo-Kouro le evito la mirada-¿Tienes idea de cuánto te querían en realidad?

-Eso ya no importa…

-No, eso sí importa-se adelanto un paso-y ahora vas a escucharme, papá casi muere cuando te fuiste, explotaste su poder sin darte cuenta, lo debilitaste y solo la abuela comprendió porque: le haces a la magia exactamente lo mismo que él le hacía a la naturaleza.

-¿Qué?-lo miro abrumado.

-Y mamá, siempre estaba preguntando por ti, pase años inventando historias sobre cómo te habías convertido en un gran mercader, mintiéndole solo para alegrarla, ¿Sabes que fue lo último que me dijo antes de morir?, me hizo prometer que te cuidaría, que si regresabas iba a protegerte porque ella sabía lo frágil que eras y solo quería que fueras feliz.

-Es suficiente…cállate…

-Ellos te amaban, todos te amábamos, ¿Qué te hicimos para que nos tratases así?

-No fueron ustedes…

-¿Entonces quien fue?, ¿Y porque debías desquitarte con nosotros?

-¡Basta, ya cállate!-apretó la muñeca, buscando que eso lo hiciera retroceder-no tengo porque escucharte, si me da la gana puedo encerrarte.

-No será necesario, hermano-fue firme-sigues estando sobre mi y te obedeceré, pero no porque te tema sino porque le prometí a mamá que iba a protegerte y no faltare a esa promesa.