Motivos rebeldes

Narra Emmett:

"Chicos, confío en que no dejen que Emmett salga a practicar ningún deporte. Fue suspendido, así que está castigado. Si me entero de que le dejas hacer cualquier deporte contigo, voy a hacer que tu padre salga con el látigo. ¿Entendido?" mi madre interrogó a mis dos hermanos.

"Sí, señora". Dijeron obedientemente.

Pero tan pronto como mi madre se fue, mis hermanos corrieron arriba a mi dormitorio y me golpearon, a gritar y reír.

"Mientras ganes, no creo que hayas hecho nada malo". Nial dijo, mi hermano mayor por dos años.

"¿Listo para una ronda de béisbol?". George preguntó. Era tres años más joven que yo.

Sonretí y asentí con la cabeza. Lo mejor de mis hermanos es que ellos también eran del tipo alborotador. Pero tenían mucho menos respeto que yo. Respeté a mis mayores, sobre todo porque el agungismo con un plato de madera era común para el castigo en estos días, a diferencia de Nial y George. Tenían muchos más… motivos rebeldes que yo.

Así que nos dirigimos al campo de béisbol. Sorprendentemente, ya había gente ocupándolo. Juré en voz baja. "¿Qué hacemos ahora?".

"Pregunta si podemos jugar con ellos, duh. De todos modos, es más divertido con equipos completos", dijo Nial, pavoneándose con confianza mientras se acercaba a una de las chicas que jugaban. Se puso su cara seductora.

"Hola, señorita. ¿Que mis hermanos y yo jugues contigo y con tus amigos?" preguntó amablemente.

La chica examinó a George y a mi. Se sonrojó cuando me puso los ojos. "Sí", se rió, con las mejillas de color rosado. Me reí de su vergüenza.

"¡Chicas, tenemos algunos invitados!" ella llamó. Otras dos chicas levantaron la vista al apretar los cordones de sus zapatos.

El de la izquierda me llamó la atención. Era alta, pelirroja y de ojos verdes, solo de mi tipo. Le di una linda media sonrisa, pero no se sonrojó, para mi consternación. Jugando duro para llegar a ser común con las cabezas rojas.

"Emmett, no estamos aquí para recoger las fechas. Vamos, vamos a jugar". Dijo Nial.

Me reí y caminé hacia el campo. "¿Chicas contra chicos?" dijo la rubia.

Nial asintió y llegamos a nuestros lugares. Mamá nos mataría si supiera que estábamos aquí, me reí de mi propio pensamiento.

Narra Edward:

"Edward, ¿puedo hablar contigo un minuto?". Carlisle preguntó.

Asentí con la cabeza mientras me llevaba al porche delantero. Rosalie estaba cazando. No estaba de acuerdo con que Carlisle la dejara ir sola. Era una recién nacida y podía matar a un ser humano sin nadie allí que la detuviera. Carlisle y yo estábamos tratando de evitar que probara sangre humana; no queríamos que supiera cuánto frenesí es cuando un vampiro prueba sangre humana.

Me contuve de leer los pensamientos de Carlisle.

"¿Cómo te sientes con Rosalie?" preguntó.

"¿Quieres decir…?".

Sí. Quiero decir, ¿te gusta más que una amiga?, pensó Carlisle.

Sacudí la cabeza. "No, no".

Carlisle parecía muy decepcionado. "Esperaba que ella fuera la más para ti. Es por eso que la salvé…" miró profundamente en pensamientos que no quería invadir, pero que no podía mantenerme fuera.

Tendré que intentarlo de nuevo, entonces… pensó.

"Carlisle, no puedes convertir a varias chicas en vampiros solo porque no pueda encontrar una pareja". Respondí a su odiosa idea.

"Tienes razón. ¿Rosalie se siente diferente hacia ti?".

Carlisle sabía que lo sabría, con el poder de leer la mente y todo. Tenía la sensación de que Rosalie observaba lo que pensaba a mi alrededor, así que probablemente no estaba teniendo su vista completa sobre mí. "Ella piensa que soy guapo. Pero hasta ahora, ella no ha pensado nada más que en un amigo mío",

"Ah. Muy bien, entonces…".

Me sentí mal por la decepción de Carlisle. Era muy exigente cuando se trataba de mujeres, y no me malinterpretes, Rosalie es preciosa, amable e inteligente. Pero no me siento así hacia ella. La quiero, pero como a una hermana. Y ciertamente no quería que Carlisle ganara ningún motivo rebelde sobre mí.