Enamorada sin Querer

Capítulo 1

Estaba llegando tarde a la editorial, odiaba los días así. No me alcanzaba el tiempo ni para peinarme adecuadamente y siempre terminaba olvidando algo. Uno de estos días me voy a olvidar hasta de ponerme las bragas, no sería nada raro en mí.

Entré corriendo a mi piso, trabajaba como asistente del jefe de edición. Y mi jefe era el ser más odioso del mundo. 
 

—¡¡Señorita Peltz!! —y ahí vamos. 
 

Como todas las mañanas ese era el recibimiento de mi jefe. —¿Dónde está mi café? ¡¡¿No me diga que llegó tarde de nuevo?

Avancé con prisa hasta llegar a mi sitio, mis compañeros ya estaban acostumbrados a mis tardanzas y ya no me prestaban atención.

Dejé mis cosas sobre mi escritorio, cogí la libreta que está encima y corro hasta la puerta de mi jefe. 
 

—Lizzy, toma —era Marita, una chica muy linda que trabajaba en este mismo piso, siempre me ayudaba cuando tenía prisa con algo, en este caso, el café del ogro.

—Gracias Marita, no sé qué haría sin ti —agarré el café de sus manos y entré a la caverna del ogro Smith.

—Buenos días señor Smith —me acerqué a su escritorio—, aquí le traigo el café.

Él me miró con reproche, pero no hizo ningún comentario al respecto.
Solo empezó a lanzarme órdenes, sobre lo que tenía que hacer hoy.

Él día paso lentamente, y ya me urgía salir de aquí, había quedado con Mafer para ir a tomar unos tragos al bar de aquí cerca "Star light", ella es la secretaria del jefe de toda la editorial. 
 

**************** 
 

Iba caminando de prisa hasta el bar, María Fernanda me había estado reventando el celular solo porque demoré un poquito.

Ya iba a llegar, cuando una mano me jala del brazo haciendo que gire. 
 

—¡¡Marcos!! ¿Ahora qué quieres? —mi cara de fastidio no se hizo esperar. 
 

Marcos era un chico que había conocido en clase de yoga, era agradable y una vez habíamos tomado un café juntos luego de clases.

Lo que no sé, es de donde había sacado la idea de que podíamos salir en plan de algo más. Y se la pasaba siguiéndome, al principio era gracioso, pero ahora ya me tenía cansada con su insistencia. 
 

—Lizzy, te estaba esperando. Porque no vamos a tomar algo —me miró con unos ojitos de borrego a punto de ser degollado. Blanqueo los ojos ante su insistencia.

—Marco, ya te he dicho varias veces que no me interesa salir contigo. Ni hoy, ni nunca —hablé ya cansada de su actitud.

Seguí caminando, pero cambiando de dirección, lo conocía bien y si me metía al bar me iba a seguir y lo iba a tener pegado toda la noche como una sanguijuela.

—Pero Lizzy... —empezó a replicar mientras caminaba a mi lado.

—Pero nada —lo miré y decidí decirle la verdad—. Mira Marcos, tú me caes muy bien, pero no me interesas para una relación, ni tú ni ningún hombre, no me interesan los hombres.

Giré y seguí caminando.

—¡¡¿Me estás hablando en serio?!! —Marcos que se había quedado parado después de mi confesión, corrió hasta llegar a mi altura —¿No lo estás diciendo para que ya no lo intente?

—Claro que no Marcos —lo miré—, lo digo en serio, eres un gran chico, pero a mí no me interesas. 
 

Antes de que siguiera con lo mismo, paré un taxi y me subí a toda prisa.

Suspiré aliviada, lo único que quería era tirarme a mi cama a dormir. 
 

****************
 

Habían pasado dos meses después de eso, está demás decir que mi amiga me quiso matar por dejarla plantada, ya que, según sus palabras, era "mi culpa" el que ella dejara que su calentura la hiciera acostarse con el gran jefe y ahora ella esté embarazada.

Por mi parte, hace unas dos semanas había conocido a una chica muy linda en la cafetería, se llamaba Melanie.

Habíamos estado saliendo y la verdad es que éramos muy parecidas. No me estaba planteando una relación seria, pero no por eso voy a dejar de conocer gente.

Ahora me encontraba esperándola precisamente en la cafetería en la que nos conocimos. 
 

—Aquí tiene —el mesero me entregó mi bebida justo cuando Melanie entraba al lugar.

Levanté mi mano para que me viera, se acercó a la mesa donde me encontraba.

—Hola linda —acomodo sus cosas en la silla a su lado.

—¿Qué tal te ha ido? —pregunté.

—Bien, ya pude terminar los bocetos —ella trabajaba en una tienda de moda y ayudaba con los bocetos de los diseños de la ropa.

Después de un rato de estar en la cafetería decidimos salir a caminar.

—Oye linda, la semana que viene viajaré unos días a visitar a mis padres ¿No te gustaría venir conmigo? —llegamos a un parque, nos sentamos en una banca que había al rededor. 


 




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