ii

Escribo estas palabras desde algún lugar próximo a la Costa da Morte. Me encuentro en una situación crítica e irreparable, y estoy al límite de mis fuerzas. Lo único que me queda por hacer es revelar los espantosos acontecimientos que llevaron a la muerte a toda la tripulación del pesquero Highland, atrocidades de las que el mismísimo Satanás se avergonzaría, y de las que yo soy el único superviviente.

Mi vida está también sentenciada. Pronto me reuniré con mis desventurados compañeros. Ahora sé que jamás podré escapar de este maldito lugar. Sin embargo, esa es la menor de mis desgracias, porque la culpa y el remordimiento serían una carga demasiado pesada como para seguir viviendo. Además, no me cabe la menor duda de que este es mi destino. Debo cerrar el círculo que un día comenzó por mi causa.

No sé de cuánto tiempo dispongo para terminar esta confesión. No tardarán en encontrarme, estoy agotado y las heridas que he sufrido me hacen muy arduo escribir. Debo darme prisa…