Una total locura, eso estaba siendo los preparativos para el primer cumpleaños de Gloria. Vicky como siempre buscando perfección, Stella como todo el tiempo decidió estar con los hombres mientras que Pandora y Némesis ayudan al estresado de Víctor.
―La llegada de Némesis sin duda me ha salvado muchísimo. ―Stella le dio un trago a su botellín de cerveza mientras aprecia la escena. Vicky gesticula con las manos visiblemente molesto y Némesis intenta controlarlo. ―Yo ya lo hubiera tomado por los hombros y zarandeado para que dejara de ser tan intenso. ―Los chicos rieron.
―Mi conejito no es intenso. ―Defendió Héctor a su amor. ―Es apasionado que es muy distinto. ―Todos lo miraron. ―¿Qué? Es la verdad. ―Vaden enarcó una ceja.
―Ya me imagino a que ha venido ese tono. ―Héctor agrandó la sonrisa. ―A ti te convienen que sea intenso o apasionado, ¿Cierto? ―Héctor no hizo más que beber de su cerveza, no vale la pena negar a nada de lo que ellos se están imaginando.
―Ustedes no pueden estar ahí sentados bebiendo. ―Pandora, bastante estresada, se acercó a ellos. ―Hay que ir por los niños a la casa hogar y eso está a una hora de aquí, así que dos de ustedes por los niños y los otros por el pastel y algunas cosas que nos hacen falta. ―Tendió un papel. ―Y más vale que lo traigan tal y como Vicky lo ha pedido o tendrán que volver a salir. ―Tristán corrió para ser él quien fuera por los niños, pero Stella rápidamente tiró de su polo.
―Oh no macho. ―Logró detenerlo. ―Vaden y yo soportamos todo un día de compras con Vicky. ―Héctor cerró los ojos. ―Así que tú y el sujeto con las nalgas pegadas a la silla deben ir por el mandado. ―Tristán gruñó molesto, se prometió no usar sus poderes en su vida cotidiana y ahora se lamenta.
―¿Nos vamos? ―Vaden miró a su amiga con una sonrisa que deslumbraba, eso enojó más a Tristán.
―Podrías obligarla a ir a ella. ―Tristán tiró de su mujer y la pegó a su cuerpo. ―De esa manera tu esposo estará más rápido aquí en casa. ―Pandora, bastante divertida, se puso de puntillas y besó sus labios.
―No puedo meterme en esas cosas, cielo. ―Acarició su mejilla. ―A sí podrás pasar tiempo con Héctor, vamos, hay que ir por los niños.
―¿Puedo ir con ustedes? ―Glenda corrió para darle alcance a su tío y a Stella. ―Deseo ver a los niños. ―Los miró con una sonrisa.
―¿No sería mejor acompañar a tu padre? ―Tristán la miró lleno de celos. ―Tú más que nadie conoces lo que le gusta a tu papi. ―Glenda envuelta en una carcajada por los celos de su padre, se acercó a él y lo abrazó para después mirarlo a los ojos.
―No quiero que estés espantando a cada niño que me mira más de un segundo, eso es vergonzoso. ―Tristán miró a su hija atónito.
―¿Yo te avergüenzo? ―Miró a su mujer. ―Yo la avergüenzo. ―Ahora miró a sus amigos. ―¿Pueden creerlo? ¡Soy el padre más genial que puede existir! ―Glenda, rodando los ojos, le dio un beso en la mejilla y se acercó a su tío.
―Lo eres papá y siempre será así. ―Se despidió con la mano.
―Y nuevamente gana el tío Vaden. ―Tristán deseó aventarle agua para que no fuera tan tonto.
―Vamos amigo. ―Héctor le quitó los apuntes. ―Algo me dice que si tardamos más esa mirada se convertirá en palabras. ―Tristán miró a Vicky y en efecto, los mira de manera fulminante mientras tiene los brazos cruzados.
Vaden se puso en marcha, para trasladar a los niños se deben contar cuando suben al autobús y cuando bajan en su destino. Pandora se toma muy en serio la seguridad de los niños.
―Entonces tío. ―Glenda lo miró desde el puesto del pasajero. ―¿No piensas casarte con Némesis? ―Vaden se controló para no dar un fenazo.
―¿A qué ha venido eso? ―La miró por el retrovisor. ―Ella y yo estamos de acuerdo en que el matrimonio no es algo relevante para una relación. ―Glenda sonrió.
―Entonces… ―Vaden apretó los dedos en el volante, esa niña es demasiado curiosa. ―¿Al recordar todo lo que pasaste con la tía Glenda, te hizo más fácil darte la oportunidad de amar? ―Stella soltó la carcajada, esa pregunta todos se la han hecho y él lo niega, pero con esa niña no tendrá más remedio que decir la verdad.
―¿Puedes dejar de reírte? ―Gruñó molesto con su amiga. ―Miel, estos son temas en los que no puedes ser partícipe. ―Glenda alzó las cejas.
―¿Por qué no? ―Apretó los labios. ―¿Acaso no puedo yo saber cuál es la historia? ―Vaden soltó el aire por la boca.
―Vale, recordar la noche que pasé con Glenda, me hizo recordar el porqué tomé la decisión de casarme con ella si la encontraba. ―Glenda ladeó la sonrisa.
―Y ese mismo día encontraste a Némesis. ―Asintió sin borrar la sonrisa. ―¿Lo tomaste como una señal? ―Fue más una afirmación que una pregunta.
―Tus padres me ofrecieron recordar la noche, yo decidí utilizar la máquina para revivir el día, después me fui de fiesta con Stella, ella me abandonó así que decidí irme a mi casa.
―¡Oye! ―Stella lo miró con reproche.
―En el camino una loca de piel morena y ojos hermosos se tiró frente a mi coche. ―Continuó con una sonrisa de tonto. ―Me preocupé por ella, así que bajé para ayudarla, ella me imploró que no la llevara a un hospital, por lo que tomé la decisión de llevarla a mi piso. ―Glenda con cada segundo agranda la sonrisa. ―No sé qué pasó ni como pasó, pero se quedó conmigo y esa inocencia y descaro me enamoró. ¿Sigues creyendo que por recordar a tu tía Glenda tomé la decisión de amar?
―¡Por supuesto! ―Contestaron en coro Glenda y Stella soltando una carcajada que hizo negar a Vaden con una pequeña sonrisa. No engaña a nadie, recordar esa noche de copa y a esa loca ayudó mucho a que se diera la oportunidad con Némesis y ahora es feliz, es como si Glenda se la hubiera puesto en el camino.
Némesis acarició su vientre, su hija se está moviendo más que nunca y esas patadas que le da la llevan al infierno, pero nada como el dolor de cabeza constante que no la deja ni siquiera respirar. ¿Por qué le duele tanto la cabeza? ¿Es por el estrés? Negó ante esa pregunta, Vicky y Pandora apenas la dejan esforzarse.