Capítulo 1: La dulzura de lo dorado

En un pequeño pueblo había un chico que le encantaba pasear con su caballo que ganó en una apuesta donde el que clavaba más en el centro la flecha ganaba y él pudo darle en el centro de la diana. Se la pasaba paseando a todas partes con su caballo como un noble y la gente lo apodo como el ostentoso Jack.
Un día Jack estaba paseando con su caballo por el bosque por la tarde hasta que de un momento a otro el caballo se volvió loco y galopó hasta un árbol donde comenzó a golpearlo alzándose en sus patas traseras y golpeando con todo su peso con sus patas delanteras. Jack estaba asustado por el comportamiento de su caballo hasta que miro arriba y diviso una manzana dorada, ahí fue cuando entendió el comportamiento de su caballo. Lo calmo diciendo que le ayudaría y este obedeció, se alzó lo más posible y se apoyó en el árbol, Jack aprovecho para pararse en el caballo y con un palo golpeó la manzana. Cuando está cayó él se bajó rápidamente a observar tal maravilla, ya podía imaginarse los lujos que se daría cuando lo venda hasta que se dio cuenta que este tenía un pequeño golpe por la caída, el hinco sus uñas en la manzana y se dio cuenta que era una manzana normal solo que tenía un color dorado. Jack enfurecido y triste partió la manzana en dos con su cuchillo, una se la dio a su caballo y la otra se la comió él. Desganado volvió despacio hasta la aldea hasta que anocheció. Cuando llego a la aldea, en medio de la oscuridad a lo lejos vio a una muchacha y de repente el caballo se volvió loco y galopo directo a la mujer que estaba de espaldas, estando cerca de ella le mordió la cabeza y por la fuerza al galopar la zarandeo hasta mandarla a volar unos metros tras arrancarle un trozo de la cabeza.
Todo paso tan rápido que Jack no pudo procesar todo lo sucedido y tras unos segundos mientras el caballo se comía el trozo de cabeza, Jack bajo del caballo y se acercó a la mujer. Pudo ver toda la sangre desparramándose y quiso gritar, pero algo dentro de él le daba el valor para no hacerlo. Cuando estuvo cerca de ella vio el cacho de cabeza que le faltaba, tragó saliva y no podía creer lo que su cabeza le decía: prueba un bocado. Aturdido por todo no supo que hacer, hasta que su caballo se acercó y le dio otra mordida a la cabeza de la mujer. Jack en vez de querer vomitar le dio hambre. Se agachó, le remango el brazo y mordió con todas sus fuerzas, el sabor y el placer explotaban en su boca y no podía dejar de masticar, cada bocado le abría más el apetito y junto a su caballo comieron hasta dejar hecho trizas a la mujer.
Volviendo en si Jack se dio cuenta de lo que habían hecho y lo que le pasaría si se enteraba el pueblo, asustado subió a su caballo y se adentraron al bosque para ir al río a lavarse por completo. Solo pudieron quitar las manchas del caballo, pero la ropa de Jack desprendía olor a sangre y las manchas de sangre no se quitaban del todo así que decidió ir corriendo a una cueva donde se sabía que había un oso y arrojarlo ahí sin que el oso se despertara. Después volvió desnudo al pueblo y se apresuró a volver a su casa. Durante el trayecto el pánico lo invadía de pies a cabeza y no podía dejar de temblar no solo por el frío. Cuando por fin llego a casa busco algo para secarse y ponerse. Pero el otro a sangre aún podía sentirla en su caballo y el, no sabía qué hacer con eso, así que se le ocurrió encender la chimenea y preparar una sopa de verduras. Cuando termino agarro las cenizas y los esparció por él y su caballo y se limpiaron como si se hubieran ensuciado. Su excusa sería que estaba limpiando la chimenea, pero su caballo le relincho indicando que quería comer, así que salió a darle zanahorias y jugar un poco con él. Ahora todo estaba encubierto, y su miedo a ser descubierto se había ido.
Cuando amaneció la señora dolores salió de su casa a preparar su puesto cuando vio el cadáver de la mujer, no pudo distinguir que era, pero cuando se acercó grito del horror al ver tal macabra escena. Pronto todo el pueblo se enteró del incidente y todos fueron a verlo. Pronto llegó el alcalde a la escena y guardia en jefe.

-Alcalde: Que clase de bestia pudo haber hecho esto.

-Guardia en jefe May: No lo sé, pero lo que sí sé es que esto ocurrió en la noche, mientras todos dormían.

-Alcalde: Pero los animales no vienen a estos lares y nunca hemos tenido ningún incidente.

-May: No hasta ahora, será mejor alzar una muralla y que haya guardias nocturnos. Debemos evitar que ocurra de nuevo algo como esto.

-Alcalde: Daré el anuncio en la plaza del pueblo, y de paso contaremos a todos los habitantes para averiguar quién falta.

-May: Entendido alcalde, yo asignare a los que harán guardia y un grupo que averigüe que animal hizo esto.

Se asignó a una persona y grito por todos los rincones del pueblo sobre el anuncio en la plaza del pueblo. Una hora después que todos los ciudadanos se reunieran el alcalde y May estaban listos para dar el anuncio de lo sucedido. Hablaron de la horrible escena sin dar muchos detalles del cuerpo, pero si avisaron que sería peligroso ir solo por la noche y que construirían una muralla alrededor del pueblo. Toda la gente estaba preocupada y en alerta, pero entre ellos varios cazadores se ofrecieron a darle caza a la bestia, pero May se opuso a la idea dado que por las marcas del cuerpo no se trataba de un simple oso, sino algo más monstruoso. Eso hizo temer a todo el pueblo así que apoyaron mejor la idea de construir una muralla.
May, los guardias y carpinteros de obra fueron los encargados de dirigir a los ciudadanos para la construcción de la muralla y su protección por si la bestia aparecía.