Más allá de un te quiero

ASÍ COMENZÓ TODO.

Luego de procesarlo al menos unas dos veces de manera interna, Isabela comprende que realmente no está soñando, que de verdad está frente al profesor de geometría quien le ha dicho que le será la tutora de nada menos que Alec Hunter.

« Esto tiene que ser una broma. Una de muy mal gusto. ¿Por qué él?, ¿por qué precisamente él? »

Ella casi prefiere que vuelvan los dos alumnos que minutos atrás salieron de la oficina y le digan que será tutora de ellos y de otros diez como ellos. Prefiere incluso enseñarle geometría a un niño de cinco años que a Alec Hunter.

Al alzar la vista, siente más rabia cuando ve la expresión triunfal de Alec quien la mira con una sonrisa de oreja a oreja, como si para él esto fuese un juego.

« Esto puede perjudicarme. » Piensa ella. Sabe que debe culminar con ésta tutoría para poder recibir la firma de su tutora en el formulario para la solicitud de plaza en la universidad.

¡Joder! ¿Cómo es que no preguntó antes quién sería el alumno? Fácil, jamás, ni por un segundo se le hubiera podido ocurrir que ese alumno sería Alec.

—¿Señorita Morigne?  — escucha la voz del profesor junto a ella.

—¿Sí?

—Le preguntaba cuándo estaba dispuesta a comenzar.

—Yo… ejem… ¿Señor García, puedo hablar con usted en privado un instante, por favor?

El maestro la mira con expresión confundida, pero asiente despacio abriéndole paso para que ella entre en la oficina. Luego le indica a Alec que espere un momento más. Cuando la puerta se cierra, la mirada de él se cruza con la de ella y le guiña un ojo, manteniendo la misma sonrisa.

—¿Ocurre algo, señorita Morigne?

—Sí, profesor. Ocurre todo —toma una respiración profunda pues nota que su tono de voz ha aumentado de volumen y debe recordarse que está frente a un profesor—. Señor García, lo lamento mucho pero, yo no puedo dar ésta tutoría. Al menos no a ese… a Alec Hunter.

El profesor vuelve a fruncir el ceño con total confusión.

—De acuerdo señorita Morigne, lamento escuchar esto. Pero, ¿podría decirme por qué motivo no puede realizarla?

—Alec y yo no… no nos llevamos bien.

El hombre de pronto parece comprenderlo y asiente despacio esbozando una ligera sonrisa.

—Entiendo lo que sucede aquí. El señor Hunter fue… su novio, ¿no es así?

—¿Qué? No, no, por Dios ni en mis peores pesadillas. No, señor García, no es nada de eso es solo que… verá, Alec no es alguien a quien yo pueda enseñar. Usted debería saber que su comportamiento no es… adecuado. Además como ya le dije, no nos llevamos bien, no podría ser tutora de alguien como él.

—¿Alguien como él?

—Alguien con esa conducta. ¿Acaso no lo ha visto, señor García? Tiene más actas de incumplimiento en su expediente que creo que incluso debieron abrir un archivo solo para él.

—Señorita Morigne, perdóneme que se lo diga, pero pareciera que usted está discriminando a un alumno y eso, eso no parecen ser cosas suyas.

Los ojos de la pelirroja se abren cuan grandes son, al caer en cuenta de que lo que dice su maestro es cierto.

—No, no señor García le juro que…

—Permítame señorita Morigne —el hombre levanta las manos para hacerla callar—. Puede que tenga razón al decir que el señor Hunter no tiene la mejor… referencia de alumno y que su conducta no haya sido la mejor en los últimos años, pero es un alumno de ésta institución, que ha venido a mí porque necesita subir su promedio y desea salvar el año escolar. Yo, como su profesor que soy, no puedo negarle esa oportunidad a ningún alumno y mucho menos por su conducta. La señorita Gretchen la recomendó pues es usted, además de la alumna más destacada en el promedio, también ha dado tutorías en las distintas áreas a varios estudiantes. Lamento mucho escuchar que ésta vez no podré contar con usted. Descuide, no la obligaré a ser tutora del señor Hunter  si no lo desea. Yo hablaré con la señorita Gretchen.

Isabela se encoge de hombros queriendo agregar algo, pero sabiendo que nada de lo que diga podrá mejorar lo que ya dijo: se negó a aceptar la tutoría.

Pero entonces, un pensamiento cruza su mente: el formulario. La señorita Gretchen dijo que con ésta tutoría podría terminarlo, llenarlo y ser enviado de una vez para la próxima semana tal como lo tenía previsto. Se había comprometido con ella, una mujer que la había ayudado desde siempre en la parte vocacional, habían trabajado juntas en muchas cosas e incluso le había servido muchas veces como asesora. No podía fallarle ahora que estaba tan cerca, solo porque no toleraba a Alec.  Además, sería quedarle mal a ella y al profesor García haciéndola ver como irresponsable.

Bien, si evaluaba los pros y contras de la situación, tenía como contra la principal, tener que darle clases particulares a quien tanto detestaba y a quien la sacaba de quicio con solo mencionar su nombre. Pero un pro absoluto y que no había pensado, sería que podía presumir delante de él, que ha tenido que ayudarle en algo.



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En el texto hay: romancejuvenil, amorprohibo

Editado: 06.10.2019

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