Capítulo 10.2. Lo que quieren los hombres...

Sacha volvió a desaparecer por unos minutos, y luego, de repente, él mismo envió una foto de su rostro.

Se veía muy satisfecho y algo diferente a lo habitual. No recuerdo haber visto esa expresión ni siquiera durante nuestro sexo matutino.

— ¿Ves? No se enojó —dijo Dani con satisfacción—. Al contrario... ¿Entiendes lo que estaba haciendo?

— Sí —asentí—. Pero, ¿qué le pasa? Nunca se había excitado tanto con una foto, al menos no lo recuerdo. Ni siquiera cuando empezamos a salir...

— ¿Alguna vez habías hecho algo así? —preguntó Dani.

— Bueno, no me lo había pedido específicamente... Aunque sí le había enviado fotos simples...

— ¿Fotos como esta o solo selfies? Hay diferencia...

— Solo selfies —respondí.

— Bueno, esto está lejos de ser solo un selfie, Ksu —sonrió Dani—. Se nota que disfrutaste, y él también.

— ¿Crees que se dio cuenta de todo? —pregunté con el corazón en un puño.

— Tiene que haberse dado cuenta, si no fue inmediato, ahora lo está procesando porque la euforia baja y empezará a prestar atención a los detalles en las fotos —supuso Dani.

— Oh, está escribiendo otra vez... —miraba el teléfono, parecía que Sacha escribía algo largo, o quizá borraba y corregía su mensaje.

"Esto fue increíble, no me lo esperaba... ¿Eres realmente tú?"

— ¿Crees que deberíamos ver a un médico? —pregunté—. ¿A un psicólogo o algo así? Él se comporta raro, y yo también. Parece que esto no es muy normal...

— No, todo está bien —Dani hizo un gesto despreocupado—. ¿Lo disfrutaste? Respóndele.

— Escríbele tú —le pasé el teléfono—. A ti se te da mejor...

— Está bien —Dani tomó el móvil y se quedó inmóvil ante la pantalla un segundo, pero casi de inmediato comenzó a teclear.

"¿Lo dudas?)"

Sacha leyó el mensaje de inmediato, y luego empezó a escribir otra vez. Tardó nuevamente.

— ¿Qué pasa, te está escribiendo una serenata? —se rió Dani—. ¿Lo has visto pensar tanto sobre algo?

— No, siempre escribía cosas cortas diciéndome qué debía hacer —respondí—. Por eso digo, quizá debería ir al psicólogo. Se comporta muy diferente...

— Es porque tú actúas de forma distinta, así que él también tiene que reaccionar de otra manera —explicó Dani—. Ahora probablemente no pensará en aquella chica.

— ¿De verdad crees eso? —sentí alegría—. ¿Será así de fácil?

— Pero si vuelves a mencionarla, lo arruinarás, Ksu —añadió rápidamente Dani—. Además, hay algo más... —me miró a los ojos y acarició mi mejilla.

— ¿Qué quieres decir? —pregunté.

— Debes dejar de mostrar que algo te molesta. Si puedes hacer eso, ganarás —dijo—. Me refiero a esa mujer.

— No volveré a hablar de ella, actuaré como si no existiera —dije.

— ¿Lo disfrutaste conmigo? —volvió a mirarme a los ojos.

— Sí —sentí que me sonrojaba.

— Me gustaría que no fuera solo sexo de una vez —acarició nuevamente mi mejilla.

— Pero es raro que quieras reconciliarnos a Sacha y a mí —dije, mirándolo a los ojos—. Sería más lógico que quisieras que nos separáramos...

— Quizá no quiero reconciliarlos —dijo pensativamente Dani—. Pero no él debe irse. Quiero que sientas el control sobre él, así tu autoestima se normalizará.

Vi que Sacha finalmente terminó su mensaje y lo leí.

"Quisiera verte. Ahora. Sabes dónde está mi oficina, ¿vienes?"

— Quiere que vaya a su oficina —le dije a Dani.

— Tardó tanto en escribir y solo fueron unas pocas frases. Está realmente impresionado, Ksu —sonrió Dani—. Escribe que tienes otros planes y te vas de visita.

«Lamentablemente tengo otros planes hoy, —escribí y envié, luego añadí otro mensaje—. Me voy de visita»

Vi que Sacha leyó inmediatamente, pero no respondió.

— Probablemente está ofendido —dije.

— Bueno, le hace bien —Dani se encogió de hombros—. ¿Cuántas veces te ha ofendido últimamente?

— Muchas —suspiré.

— Exactamente —Dani también suspiró—. Está recibiendo su merecido. Es justo. No le escribamos más hoy, vámonos a mi casa, Ksu —sonrió y volvió a acariciar mi mejilla—. ¿Pasas el día conmigo?

— Bien —dije sonriendo. Realmente quería pasar el día con él...