Capítulo 1: Las grandes no lloran

La infancia de Melissa es recordada por ella como la etapa más feliz de su vida.

¡Hola mamá! —exclamó sonriente acabando de llegar de la escuela—.

¡Hola mi Meli! *sonríe* —respondió María, su madre—.

¿Cómo estuvo la escuela hoy hija? —preguntó interesada—.

¡Excelente madre! ¡Logré obtener un 9 de 10 en la clase de Historia! —respondió entusiasmada—.

¡Ay hija felicidades! —exclamó María con una gran sonrisa—.

*Se acerca a su hija y le da un fuerte abrazo*

Estoy muy orgullosa de ti, te amo —dijo María con una pequeña sonrisa en su rostro—.

Gracias mamá, yo también te amo y te prometo que me seguiré esforzando aún más —respondió Melissa en un pequeño tono somnoliente—.

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Melissa describió su infancia como única, inolvidable, llena de felicidad, paz y armonía.

Vive con su madre, en un hogar muy humilde. En la actualidad, casi nadie sabe donde viven las Wells, a excepción de su familia y la mejor amiga de Melissa, Carla.

Su madre la apodaba meli, casi nunca la llamaba por su nombre, sólo lo hacía cuando Melissa cometía alguna falta o irrespetuosidad, algo que llegó a hacer muy pocas veces en su infancia.

Su padre, el señor Pedro López, maltrató a María muchas veces e intentó hacer que abortara a su hija por medio de fuertes golpizas.

Cuando esta tenía 6 meses de embarazo, el hombre amenazó a María con asesinarla si no abortaba, algo que llevo a María a la total depresión.

Con ayuda de su única hermana, María logró denunciar los abusos de su marido; pero este se dio a la fuga al enterarse de la denuncia, abandonando su hogar.

María se fue a vivir con su hermana. 

4 meses después nació Melissa. El hermano de Pedro, Jarry López, le da su apellido, dándole el nombre de: 

Melissa López Wells.

Destacó en la escuela por su gran inteligencia; le fueron entregados distintos reconocimientos académicos por su excelente rendimiento escolar, su madre siempre estuvo orgullosa de ella.

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Actualidad

Es un día normal para las Wells, mientras María trabaja de secretaria en una fabrica de dulces, Melissa va a la escuela primaria; ella siempre llegaba a las 12:00 pm, mientras que su madre se iba a trabajar a las 1:00 pm.

*Melissa acaba de llegar del colegio*

¡Ya llegué mamá! ¡Te tengo buenas noticias! —dice muy emocionada—.

¡Hola Meli! ¿Cómo te fue en el colegio? ¿Qué noticias me tienes que dar hija? —pregunta su madre interesada—.

¡Logré sacar un 10 en el examen de Matemáticas mamá! ¡La maestra nos avisó que la promoción anual será el día de mi cumpleaños! —respondió muy entusiasmada—.

¡Que emoción hija! ¡Felicidades!¡Eres la mejor! —dijo María muy emocionada— ¡Tu promoción será esplendida! Cuando ese día llegue debes invitar a tus amigos —acotó— ¡Me alegró muchísimo la noticia! —puntualizó alegre—.

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*María se va trabajar*

Al llegar, como de costumbre, saluda a todos los trabajadores de la fabrica.

Muy contenta estaba María ese día.

Cuando llega a su lugar de trabajo, se le acerca una mujer rubia de tez blanca, muy extraña.

¿Quién eres? —dice aquella mujer disgustada—.

Yo soy la secretaria de la fabrica ¿Desea algo señorita? —responde algo nerviosa—.

Sí, si deseo algo, deseo que te retires de la fabrica, desde ahora yo tomaré tu lugar de trabajo —dijo la mujer egoísta y odiosa—.

¿Cómo? ¿A qué se refiere? ¿De qué me está hablando usted? —María está aún más nerviosa y de repente se nota temerosa—.