Capítulo 9

No dije nada del tratamiento experimental, tan solo dije que había una mínima esperanza, pero no quise dar mas explicaciones, no quería crear esperanzas en vano. Me dediqué esa última semana a reunir todo el dinero, no fue difícil, aunque me había gastado parte de el en el viaje aún me quedaba un fondo del que poder tirar.

Una vez todo estuvo hecho, dejé mi casa, cogí las maletas, mi coche y me embarqué en esta nueva aventura. Sí, se que hacer casi 600 km en coche no es fácil y mucho menos en mi estado, pero quería sentir nuevamente lo que era sumergirse de nuevo en la carretera durante tantas horas.

Me fue bastante bien el viaje, mas incluso de lo que yo esperaba, me instalé en el piso que había alquilado previamente, era muy grande y espacioso, la verdad en ese momento creí que me había excedido un poco alquilando ese piso tan grande para mi sola, pero me encantó.

A la mañana siguiente fui al hospital, tenía cita con el medico especialista, el que iba a realizarme el tratamiento. Me comentó los riesgos que habían, la agresividad del procedimiento y la duración. Iban a ser 4 días por semana durante 6 meses, y que durante ese tiempo podía encontrarme muy cansada y podía tener algunos vómitos, no se me caería el pelo como con la quimioterapia, pero me dejaría casi igual de cansada. No me importó había llegado hasta allí sabiendo que no sería fácil, pero estaba dispuesta a pasar por todas las reacciones adversas si con ello podía vivir. Desde que mi médico me comentó este tratamiento, vivía ilusionada de nuevo, y si al principio os conté que había cumplido todos mis sueños y metas, incluso el viaje a la India, os diré que tenía una nueva meta y un nuevo sueño, quizá la mas difícil de conseguir, la que mas trabajo me costaría pero también era la mas importante de todas y también el mejor regalo que uno podría soñar.

Esa meta, ese sueño que anhelaba desde hacía escasamente una semana, era: VIVIR.