ENCIERRO

¡Luis! ¡Luis! escucho incesante del otro lado de la puerta, tal vez sea mi imaginación, tal vez he enloquecido después de estar, una semana, un mes, no sé,  podría ser toda mi vida que me he mantenido en este lugar,  solo puedo saber que los días y las noches son exactamente iguales aquí encerrado, todo podría estar ligado a mi agorafobia, pero la verdad es otra. 

Ese miedo ya lo estaba superando gracias a mis amigos y mi novia, pero ahora por mucho que desee salir no puedo, por mucho que me llamen, no debo atender ese llamado por mucho que se parezca al de la mujer que amé o de alguno de mis entrañables amigos. 

Y es que son ellos, son esas cosas que me llaman, quisiera decir que son humanas, pero hace mucho dejaron de serlo, no sé qué son exactamente, pero de algo estoy seguro, ya no son aquellos a quienes conocía.

¡Por Dios! Conforme pasa el tiempo su llamado es más fuerte, los golpes de la puerta son más insistentes, creo que tarde o temprano la van a tirar y cuando lo hagan todo llegará a su fin…

A veces me atrevo a asomar mi cabeza por la ventana y los veo tambaleándose por las calles, sin rumbo, solo caminan, de pronto ante cualquier ruido voltean y cambian de ruta, no sé si hay más como yo pero desde aquí solo los veo a ellos.

Hace algunos días  sólo hay silencio, no se escucha nada en el pasillo, tampoco he visto pasar a ninguno por la calle  tal vez podría ser seguro, además la comida se terminó, lo único que me queda es abrir la puerta y esperar a que no haya nada afuera.

Bueno, aquí voy, lento abro la puerta, trato de no hacer ruido, lanzo un suspiro al ver el pasillo libre,  sonrío un poco así que abro la puerta, grave error detrás de mí siento el abrazo mortal de la que fue mi novia,trato que quitarla desesperado pero todo es inutil solo siento un agudo dolor en mi cuello. 

Ahora paseo por el edificio de la mano de mi novia esperando que alguien más abra la puerta para que se nos una.