PROLOGO

Prólogo 

Liam

Tengo que ir al  otorrinolaringólogo, no estoy escuchando bien, lo que Nora me está diciendo es una imposibilidad, a mis treinta y siete años me sentía orgulloso de mi control, jamás había estado con nadie sin condón.

—Es imposible —la mujer alta de mi misma edad me mira con seguridad —Y si lo estás no es mío, siempre use protección.

Miro de un lado a otro, nos encontrábamos en su casa, en su sala, la que gozaba de una bonita decoración con colores pasteles, desde que frecuento este lugar me parecieron acogedoras, hoy me dan ganas de vomitar.

—Falló —se encoge de hombros —Te lo estoy diciendo por qué es mi deber, eres el padre, no necesito de ti y lo sabes.

Eso era verdad, su familia tenía dinero y ella misma se había hecho un nombre en sector de la moda, sus diseños valían  miles de dólares. Esa fue la razón concreta que me llevo a mantener una relación con ella por los últimos dos años, la más larga de toda mi vida. En las últimas semanas, había pensado seriamente en acabar mi soltería definitivamente con ella. No quería pasar el resto de mi vida solo, lo que quería es no reproducir mis malditos genes.

Nora Walker, siempre ha sido una gran compañía, los negocios nos hicieron conocernos, fui inversionista al principio de su casa de modas hace diez años.

Hace dos años le pedí salir, después de cansarme de salir con mujeres que solo le gustaba llevarme de compras. En cambio, con Nora todo era fácil, desde el principio supo que podía ofrecer.

—Me ofendes que dudes que sea hijo tuyo Liam, hemos tenido una relación formal durante los últimos dos años. Hasta me hablaste de tus intensiones de llegar al altar y ahora soy una mentirosa.

Llevo el vaso lleno de whisky a mi boca y me lo bebo de un solo sorbo, alzo mi mirada y la veo, tan fuerte y débil al mismo tiempo. El ardor en mi garganta, me devuelve atrás, a mi pasado.

—No puedes —le hablo duramente —No quiero tener hijos.

—Lo siento —sus ojos se llenan de lágrimas —No voy a deshacerme de él, yo lo quiero, pensé que ya mi reloj biológico estaba vencido.

—Siempre te dije que no quería hijos.

—Cuando era joven, estuve casada —la miro, sabía esa historia, de hecho su exmarido fue quien concreto  mi inversión —. Por los cinco años que duro ese matrimonio, intente quedar embarazada hasta el último día y no lo logre, yo cargue con la culpa de mi divorcio. Me había hecho  a la idea de no tener hijos, y me convencí cuando empecé contigo, pero ahora que estoy embarazada sin ni siquiera buscarlo no voy a desechar este milagro.

—Te hubieses hecho la vasectomía para que nunca estuvieras en esta situación —suspira pesadamente.

Volteo mi cara, tenía razón, esa era solución perfecta.

—Lo voy a tener —continúa —Mis padres ya lo saben, están contentos y me apoyan, mi hermano Daniel esta que no cabe de felicidad y mi hermana pequeña Summer ya tiene una lista de nombres.

—Ya todos lo saben, soy el último en enterrame —digo con fastidio.

—Tu hermano lo sabe —la miro —Roman no se mostró precisamente emocionado, pero menciono que podría contar con él cuando lo necesite—ríe triste—En cambio, Savannah grito de emoción y está dispuesta a cuidarme ella todos los días.

—Mi hermana es una sentimental —no sé cómo puede estar feliz con la idea de un bebé con nuestra asquerosa genética.

—Me quedo con los que me apoyan, soy muy mayor para necesitar de alguien para criar a un hijo, tengo dinero, una familia y a tu hermana dispuesta a dar todo por su sobrino —me dice —. Podrás ver a tu hijo cuando quieras cuando nazca, es tu decisión.

Me mira como esperando algo; sin embargo, mi garganta está cerrada, no tengo nada que decirle.

—Sal de mi casa Liam… —dice tajantemente. 

La miro por cinco segundos, tal vez no llegue a amarla intensamente, no me volví loco por ella, pero si la quise, la valore como mujer y a su compañía. Deje el vaso en la mesa del centro, me puse de pie, alcanzo a ver caer unas lágrimas antes que voltee su cara. Y esa fue la última vez que la vi y pude oír su voz.