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Ylani
Nos habíamos mudado mis padres y tres hermanos a un pueblo en carolina del norte llamado Asheville, tiene los paisajes más lindos y de lo que más se hablaba era de los hermosos edificios y el ultimo castillo, se podía pasear por el Blue Rigde Parway y sus montañas más lindas a pie.
Trataba de mantener un poco mi cabeza fuera de lo que deje en mi antigua vida, mis amigos, los vecinos que siempre me daban sus periódicos para manualidades o inventar alguna de mis locuras. Recosté la cabeza en el cristal del auto solo observando con mucho cuidado la forestación. A mi lado estaban mis tres hermanos discutiendo por la habitación más grande, Melissa es la mayor de los cuatro, Eddy el mediano y Lía la más pequeña yo era la del medio o lo que muchos conocen como los olvidados, mi familia era grande sin contar que mi madre estaba embarazada, siempre decía que quería un equipo de fútbol y mi padre no se oponía para nada.
Comienzo a sospechar que esa es la razón por la cual nos mudamos aquí. Nuestra antigua casa era mucho más pequeña.
—Ya hemos llegado gladiadores —anunció mi padre con mucho entusiasmo al aparcar el auto frente a la casa, mis hermanos salieron a la velocidad de la luz al decir eso.
Se supone que Melissa debería comportarse como la mayor, pero eso me pega más a mí, ella es más inmadura, pero aun así sabe hacer los mejores espaguetis del mundo, solo por eso no le he dicho lo de inmadura en su cara y porque no me molesta su inmadurez.
Eddy el pobre espera un niño por parte de mamá para por fin poder practicar el box con alguien que no sea el competitivo de mi padre, estoy casi segura que es otra niña y Lía mi dulce hermanita delatora y corrupta que si no le das lo que quiere caes en el castigo de la traición de su parte.
Por esa razón no me llevo muy bien con los nenes pequeños no tengo mucha paciencia con niños.
Miro la grande casa frente a mis ojos es de madera, parece antigua de esa que salen en las películas de fantasía siento como mi padre se pone al lado de mi envolviéndome de lado con su brazo.
—Ya vas a ver que la vida aquí te va a encantar —lo miro seria por su comentario.
—No creo, —contesto, y la voz me sale como si me diera igual aunque no quiera —aquí en este pueblo no hay nada interesante, además estamos muy lejos, aquí solo hay forestación y más metros de árboles —saco mi teléfono para comprobar lo peor —no hay señal ni para los pajaritos. —me quejo.
En los labios de mi padre aparece una sonrisa muy amplia y cálida mientras me ve.
—No te preocupes, Ylani hay cosas mejores que el internet.
—Ah... sí ¿cómo qué? —pregunto sarcástica cruzándome de brazos.
Yo no quería mudarme aquí en primer lugar, que fastidio, espero que todo vaya mejor que horas de viaje y dolor de espalda.
—Eso debes averiguarlo tú misma mi pequeña aventurera — me pellizca la nariz divertido —te apuesto que nunca vas a olvidar que viviste aquí, Ylani.
Dicho eso entra a la casa y me deja allí afuera aun analizando todo esto, este cambio repentino y drástico y para adornar sin internet, ahora como leo mis libros en línea.
¡Moriré!
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Iba a la escuela y era lo más aburrido, las clases lo eran, todo lo era aquí, no tenía amigos ni nada que hacer para bajar el aburrimiento, mi único consuela era escuchar música a la caminata de mi casa a la escuela, cantar canciones de Billie Ellish en la calle aunque las personas me vieran de lo más raro.
No me importaba, que les puedo decir tenia audífonos a todo volumen retumbando y cuando la música me envuelve no importa el lugar, me transporto sin importar el entorno o las personas a mi alrededor.
El profesor de literatura nos mandó a leer una obra literaria que más nos guste, mi primera opción era buscar "el cuervo" de Edgar Allan Poe, pero no tenía internet en mi casa, le pregunte al maestro donde podía conseguirlo, él me había dicho que en el pueblo había una librería muy antigua que de seguro la encontraría fácil ya que es la única que hay que tiene esos tesoros tan lindos como lo son esos clásicos que en su época no fueron valoraros. La librería Anhiwesthing era el tesoro literario del pueblo.
Se cuchichea que cosas raras pasan allí, pero las personas hablan muchas cosas que no son verdad, así que ni me preocupo.
Después de clases fui allí de lo más cómoda ya que solo iba a leer y buscar ese libro que de seguro me tardaría horas en encontrarlo, entonces solo me puse unos vaqueros con mi poloche de bandas de los 80s de papá, tenía una mala obsesión con la ropa de él incluido camisetas anchas, me sentía muy cómoda llevándolas puestas, aunque también soy fiel amante de los vestido holgados.
Mire el papel en mi mano con la dirección y después el gran edificio comprobando que ya había llegado a aquel gran monumental edificio de piedra con el letrero muy visible, se veía tan medieval, excéntrico de una manera antigua, pero exótica por las plantas que se trepaban en sus paredes de ladrillo.
Entre aquel lugar dispuesta a encontrar ese libro.
Salude al entrar a la anciana con miles de arrugas que estaba allí parecía un milagro que pudiera verme y no gritarme porque por su apariencia parece de casi cien años.
—Buenas tardes —salude cortes.
—Buenas cari... —un ataque de toz comenzó a invadirle y mis ojos se abrieron demasiado con eso, temía que muriera frente a mis ojos —...cariño ¿que deseas? —completo en un hilito de voz temblorosa.
—Quería saber si aquí tienen el libro ''El cuervo'' de Edgar Allan Poe.
Se colocó unos lenes cuadrados antes de responderme.
—Está en aquel pasillo, cariño —apunto con su huesudo dedo un pasillo repleto de libros a la derecha.