Una Esposa para El señor Wayne

Capítulo XXXIX

• AL DÍA SIGUIENTE •

 

CONRAD

Espero noticias de Brunella mientras estoy en la mansión Aster, todos están ansiosos mientras en mí solo hay angustia y miedo. No debí haberla dejado ir sola por más sospechoso que pareciera. 

Camino de un lado al otro de aquí para allá.

 

– ¡Ya me cansé! –exclamo–. Tengo que ir con ella.

 

– Espera, Conrad –Emiliano me detiene–. Tranquilo, ella estará bien. 

 

– No puedo esperar. La dejé ir sola a la boca del lobo –paso mis manos por mí rostro–. Voy a..

 

En ese momento mí celular se pone a sonar, un mal presentimiento salta en mí corazón. Contesto la llamada.

 

📱 << – Hola. ¿Quien habla? – >>

 

📲 << – Buenos días. ¿Me comunico con Conrad Spencer? – >>

 

📱 << – Si, soy yo. ¿Quien habla? – >>

 

📲 << – Llamo del hospital. Su novia la señorita Brunella Ferreira tuvo un accidente. Solicitamos su presencia... – >>

 

¡BUM!. Un baldazo de agua fría cae sobre mí. Mí corazón se detiene, ya no escucho nada más que la palabra ~ ACCIDENTE ~. No espero más y salgo de la mansión. 

Conduzco a toda velocidad seguido de los demás en sus autos. Ella no... Todo menos ella, Dios. Llego al hospital y la recepcionista me indica el piso de terapia intensiva. Subo hasta el piso, de su habitación sale un médico.

 

– ¡DOCTOR! –grito–. ¡MI NOVIA!. ¿¡Cómo está ella!?.

 

– Señor su novia sobrevivió de milagro –me dice–. Aún está grave...

 

– ¿Se pondra bien? –pregunto. 

 

– La indujimos a un coma por medicamentos –suspira–. Despertar o no ahora es voluntad de ella. 

 

Me siento en las silla de espera, estoy mareado y tengo ganas de vomitar. Los chicos llegan y me consuelan, un enfermero se acerca a mí.

 

– ¿Usted es... Conrad Spencer? –me pregunta.

 

– Si, soy yo –me levanto–. ¿Quien eres tu? 

 

– Soy el enfermero que trajo a su novia aquí –me extiende algo en su mano–. ¿Que es esto? 

 

– Segundos antes de desmayarse... –me dice–. Dijo que te diera esto a ti y solamente a ti.

 

Tomo lo que tiene este en su mano. Es un chip de memoria. ¿Por qué esto me dejó esto?. Desarmo mí celular y le pongo la memoria. 

 

– ¿Por qué ella te dejo esto? –pregunta Emiliano. 

 

– No lo sé –seco mis lágrimas. 

 

Logro acceder a ella, veo fotos de ella, de su familia y amigos. Miro el último video que ella grabo. Me quedo de piedra... Arisa y... ¿Santiago?. 

 

**********************************

• FLASH-BACK •

 

BRUNELLA

Atravieso la puerta de la mansión Aster, detrás mío salen todos. Me giro hacia Conrad.

 

– Bueno ya me voy –le sonrío–. Les avisaré cualquier cosa.

 

– Aún estoy muy incómodo con esto –dice asustado.

 

– Voy a estar bien –lo beso–. Prometo que te llamaré en cuanto salga de allí. ¿Okey? 

 

– Okey, está bien... –me abraza–. Solo cuídate mucho, mí amor.

 

Me alejo con una sonrisa en el rostro, subo a mí auto y salgo de la mansión. Recorro las carreteras y salgo del pueblo. Llego a la clínica, entro como si nada me cruzo algunos enfermeros y médicos. 

Llego a la sala de la doctora, pero que congelo al escuchar una voz familiar. Santiago y una voz femenina... ¿Quien es ella?. Me quedo ahí y escucho su conversación.

 

– Hasta ahora no nos descubrieron... –dice Santiago–. Pero... ¿Que tal si lo hacen? 

 

– Nadie nos va a descubrir, Santiago –la mujer lo tranquiliza–. Eres demasiado dramático. 

 

– Aún así, Arisa –le dice–. Mataste a esa doctora e hiciste desaparecerla.

 

¿Arisa? ¿Arisa Wayne, la madre de Alexander y Eva?. Saco mí celular y me pongo a grabar todo.

 

– Era un peligro, quería delatarnos y tuve que actuar –dice ella sin la menor culpa–. La mandé a matar.

 

– Estás loca y voy a ir a prisión por esto –dice preocupado–. Tuve que mentir sobre la muerte de mí hija. Voy a dejarte en esto...

 

– Pero tu tienes dos hijas, Santiago –le dice–. ¿No recuerdas a Celeste? ¿Que pensarían si les dijera que tu te llevaste a la hija de los Aster para que no casará con ella? ¿Que pensarías de que tenías otra mujer y que junto a ella te la llevaste a Grecia? ¿Eh?. Lorenzo Amos

 

– Pues caerás conmigo... Quisiste matar al otro hijo de tu suegro... Conrad y además... Mataste a esta doctora –le dice–. Oh y me olvidé de qje provocaste que Celeste cayera a ese río cuando era niña solo porque tu marido estaba enamorado de la esposa de Magnus. 

 

Me quedo helada mientras grabó todo. Todas estas confiesiones son más que suficientes. ¡EXCELENTE!. Guardo la grabación en mí memoria, algo me dice que lo haga pero antes de poder enviársela a Conrad mí celular le cae una llamada de mí hermano.

Ambos criminales se giran hacia mí. Santiago se me queda mirando y a mí celular. 

 

– Conrad confío en ti –le digo–. Y lo traicionaste. 

 

– Oh querida –me dice–. No debiste haber venido aquí...

 

Salgo corriendo de ahí.

 

– ¡ATRAPALA, SANTIAGO! –grita Arisa. 

 

Salgo de la clínica corriendo y esquivando a todos en el camino, subo a mí auto y aceleró. Mientras conduzco saco la memoria de mi celular y me la guardo en el bolsillo de mí jeans, veo el auto de Santiago siguiendome de cerca. 

Acelero por las calles desiertas para perderlo, cuando creo haberme librado de él, golpea fuertemente mí capo trasero. Pierdo el control del auto y este empieza a dar vueltas sobre si, choca contra un árbol y mi cobeza contra el mismo. Pierdo la consiencia mientras siento dolor en todas partes. ¿Moriré? ¿Así nada más?. 




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