08

Junmyeon se sintió absolutamente abatido después de su conversación con Baek, pero en algún momento al final de la noche se le ocurrió que lo estaba complicando demasiado.

Realmente lo estaba. La solución al problema era bastante simple: necesitaba casarse. Tan pronto como se casara con otro alfa, Yixing dejaría de ser su alfa y Junmyeon apenas lo vería. Fuera de la vista, fuera de la mente.

Ignorando la forma en que su estómago se retorció desagradablemente ante la idea, Junmyeon fue a buscar a Yixing.

No tuvo que buscar por mucho tiempo. Sus sentidos estaban tan sintonizados con el olor de Yixing que podía seguirlo fácilmente por la casa. Junmyeon no estaba seguro de lo que significaba, porque su sentido del olfato nunca había sido tan bueno, pero trató de no pensar demasiado en eso.

El olor lo llevó a la biblioteca. Era lo suficientemente tarde como para que la tenue luz que entraba por las ventanas fuera una mala fuente de iluminación en la cavernosa habitación.

Yixing estaba tendido en el sofá en el rincón más oscuro, su largo cuerpo relajado.

Junmyeon entrecerró los ojos. Los ojos de Yixing estaban cerrados, pero Junmyeon podía sentir que no estaba dormido.

—¿Qué estás haciendo aquí en la oscuridad? —Dijo Junmyeon. Se sintió dolorosamente cohibido. De hecho, estaba contento de no poder ver mucho. No quería ver a Yixing y sentir cosas que ninguna buena persona sentiría por su hermano.

—Tengo un dolor de cabeza infernal, —dijo Yixing, su voz baja enviando un hormigueo por la columna vertebral de Junmyeon. Aparentemente, verlo no era necesario para que su cuerpo reaccionara como algo pervertido.

—Puedo darte un masaje si quieres—. Junmyeon se mordió la lengua tan pronto como dijo eso, pero ya era demasiado tarde. Joder, ¿por qué de repente tuvo que adquirir el instinto omega para cuidar a alguien con dolor cuando normalmente no tenía un hueso maternal en su cuerpo? Pero por más que lo intentaba, no podía luchar contra el instinto de ayudar a su alfa, el impulso de complacerlo. Todos los deseos confusos y repugnantes que sentía alrededor de Yixing no cambiaron sus sentimientos generales hacia él: le agradaba mucho. Su hermano era maravilloso.

—Probablemente debería decir que no, —murmuró Yixing antes de suspirar. —Pero te lo agradecería mucho.

Junmyeon ya se estaba moviendo. Se sentó en el pequeño espacio entre la cabeza de Yixing y el brazo del sofá, tratando de ponerse cómodo.

Yixing levantó la cabeza antes de dejarla caer en el regazo de Junmyeon.

Cierto.

Humedeciendo sus labios con su lengua, Junmyeon enterró sus dedos en el cabello de Yixing. Era espeso pero suave.

Agradable al tacto. Junmyeon pasó los dedos de ambas manos a través de él, aplicando una presión media en el cuero cabelludo de Yixing, moviéndose en pequeños círculos. Había hecho esto por su madre cuando ella se lo pidió, por lo que estaba relativamente seguro de que sabía lo que estaba haciendo.

Yixing tarareó en agradecimiento.

—Se siente bien.

Tratando de ignorar la cálida sensación en su pecho, Junmyeon redobló sus esfuerzos.

Los segundos pasaron.

Nunca había pensado que tocar el cabello de alguien pudiera sentirse sensual, pero lo era. Absolutamente lo era. La textura hizo que sus dedos hormiguearan y la necesidad de tocar las orejas de Yixing, sus mejillas delgadas, la línea de la mandíbula, sus labios finamente formados, esa necesidad crecía con cada momento, volviéndose irresistible. Tuvo que hacer un esfuerzo consciente para evitar que sus manos deambularan.

Caía la noche, la habitación estaba casi a oscuras ahora. Hizo que todo fuera diez veces más íntimo. Diez veces más impropio. Junmyeon podía escuchar la respiración de Yixing. Podía oír la suya. Ninguna de las dos sonaba del todo estable. ¿O fue solo su imaginación?

¿Y fue su imaginación o el olor de Yixing realmente se estaba volviendo más profundo, más agudo? No estaba seguro. Pero lo inhalaba con avidez, incapaz de obtener lo suficiente, sus dedos pasaban por el cuero cabelludo de su hermano, presionando, acariciando...

Yixing gimió, el sonido áspero y obsceno en el silencio de la habitación.

Junmyeon se sonrojó, repentinamente dolorosamente consciente de lo dura que estaba su polla, de lo resbaladizo y adolorido que estaba entre sus muslos. Podía oler su propia excitación, y Yixing indudablemente podía olerla mejor que él, considerando lo cerca que estaba su cabeza de su entrepierna.

Pulgadas de distancia.

Por un momento salvaje, Junmyeon se imaginó a Yixing girando la cabeza y lamiendo su entrepierna a través de la tela, chupando la cabeza de su polla, y luego bajando donde estaba caliente y adolorido, lamiendo allí, entre sus muslos, presionando su lengua en...

Junmyeon se mordió el labio inferior para evitar gemir. En serio, ¿qué le pasaba?

—¿Tienes estos dolores de cabeza a menudo? —Dijo, tratando de desterrar esos sucios pensamientos de su cabeza. Su hermano. Este era su hermano.

—A veces, —respondió Yixing. —No a menudo. Creo que solo forcé demasiado mis ojos. El papeleo es interminable.

—No sería interminable si hubieras regresado a casa hace un año.

Silencio.

—Supongo que no lo sería, —dijo Yixing finalmente, su voz muy neutral.

Y de repente, Junmyeon se enojó, toda su frustración y autodesprecio se mezcló con su resentimiento reprimido y se convirtió en algo horrible y feo.

—¿Pensaste siquiera en nosotros? —Dijo con fuerza. — ¿Habrías regresado si la guerra no hubiera terminado?

Yixing suspiró.

—Mira, entiendo que estás molesto-

—¿Molesto? —Junmyeon soltó una carcajada. —¿Tienes alguna idea de lo que se sintió vivir en tal incertidumbre durante el año pasado? No tienes idea de cómo es. ¡Eres un alfa! En el momento en que te declararon muerto, el tío podría habernos echado de nuestra propia casa. ¡Lo habría hecho, si no hubiera esperado obtener un alto precio omega por nosotros cuando nos casara! Pero, por supuesto, no te importaba una mierda...