Capítulo III

Valor: cero

Cuando tenía diez años me dijeron que el valor de una mujer se mide por lo pura que es.

¿Cómo iba a saberlo yo? Si lo único que mamá me decía era que la virginidad era lo más valioso de mí.

No mi inteligencia, no mis ojos, no mi personalidad, no mi creatividad, no mi color de piel. Lo más importante era aquel himen en mi intimidad.

¿Por qué mi valor sería cero si la perdiera?

¿Por qué no puedo disfrutar de la vida sexual como los hombres?

¿Por qué?

El valor de una mujer que tuvo sexo antes del matrimonio es cero, es nula.

Sería una zorra o una puta si no me daba respetar, ante los ojos de la sociedad me vería como una cualquiera.

Tengo que mantener mi valor.

Pero…

Me gusta disfrutar y conocer lo que me excita, no creo que mi valor sea cero si quiero disfrutar de aquello que leo y querer aplicarlo.

Me gusta el tocarme y que me toquen con mi consentimiento, y eso no me hace una mujer con valor cero.