El arte de amar.

Capítulo 26

Los días pasaron de nuevo, días nublados y estresantes, días en los cuales no podía dejar de pensar en todo lo que había dicho Ian, días en los cuales no lograba olvidar todo lo que sentí cuando lo vi a él por primera vez después de un mes...

 

Si cerraba los ojos, podía escuchar de nuevo su voz diciéndole a mí hermano ahí en medio de la tormenta, que supuestamente él me amaba y quería estar ahí, sin embargo, si eso era verdad... ¿Por qué no podía creerle?

 

Tampoco me sentía muy feliz por lo que hice con Davy, no debí besarlo, no quería volver con él ni con nadie, era mejor si seguía sola, entendía que ya no necesitaba el amor de nadie, solo mí amor propio, solo eso...

 

—Voy a enviarte unos exámenes para ver cómo va todo —Dijo el doctor, mientras miraba fijamente mí historial médico. —Quiero asegurarme de que todo está bien con tu cabeza.

 

Traté de no hacer una mueca de fastidio, estaba estresada con tantos exámenes y demás cosas, Blake tenía un trauma con mí estado de salud, era por ello por lo que me llevaba con cada doctor reconocido que le recomendaban.

 

¿Por qué simplemente no podía superar que ya había recuperado mi memoria y estaba bien? ¿Por qué no entendía que deseaba seguir con mí vida sin más?

 

Blake no lograba tranquilizarse del todo y mucho menos debido al pronóstico que le habían dado, pues según el doctor Israel, no era normal recuperar la memoria de un momento a otro como si nada, y mucho menos después de aquel choque que yo había tenido, tampoco era muy normal perder la memoria de manera selectiva.

 

—Su memoria es inestable, si no encontramos un punto clave que nos diga porque sus traumas son olvidados o algo así, no llegaremos a ningún lado —me había informado el doctor— en sus análisis no sale nada relacionado con tumores en la cabeza o algo por el estilo, lo tuyo es más que todo algo psicológico.

 

Después de eso, esa misma mañana había tenido una ronda de exámenes más, incluso Blake me obligó a ver un psiquiatra de nuevo y no pude negarme, no si al final del día eso lo hacía feliz a él.

 

Una semana había pasado desde el encuentro con Ian, una semana desde que yo había vuelto a hablar, una semana desde que Davy no paraba de llamarme y mensajearme, y como dije antes, todo era mí culpa por haberlo besado con tantas ganas, por haberle insinuado algo que yo ya no podía darle.

 

—Todo estará bien, Isabella —me aseguró Blake, mientras salíamos del hospital aquella mañana— No debes preocuparte, yo pagaré todo y te cuidaré, lo haré porque eres mí hermana.

 

Lo miré con fijeza y sonreí.

 

—Si, soy tu hermana.

 

Él decidió llevarme a desayunar y estuve de acuerdo por más que quise llamar a Davy para hablar con él. —Realmente necesitábamos hablar—.

 

—¿Donde quieres ir a comer explícitamente? —me preguntó con calma.

 

—Cualquier parte, aún así, debe de ser en un lugar en donde haya comida muy grasosa

 

Blake me miró como si acabara de confesar algún delito.

 

—Debes cuidar tu forma de comer Isabella, esa comida grasosa solo te hará sentir embuchada y poco energética —declaró él—, además estás haciendo poco ejercicio y no es bueno consumir tantas calorías y…

 

—Blake no seas un anciano. Trata de divertirte un poco, come cosas deliciosas.

 

—Consumo cosas deliciosas, pero sanas, he ahí la diferencia.

 

—¿Qué tal si te comes una hamburguesa hoy? Verás que te ayudará con ese extraño mal humor que te cargas.

 

—Esa comida es dañina, además esa grasa es tan mala para el cuerpo, que no me atrevo a consumirla.

 

—Que aburrido.

 

—Si como una hamburguesa, perderé una semana de ejercicio, así que no, no lo haré.

 

Sonreí y negué sin más.

 

—Has estado muy enojado últimamente. ¿Por qué eso?

 

Él no respondió y siguió conduciendo si más.

 

—Aparte de grosero, también has sido muy duro últimamente, no me gustó la manera como le hablaste ayer a Tanía—le dejé saber.

 

—Tú no me digas nada sobre «hablar», no cuando duraste un mes entero sin dirigirle la palabra a nadie, no cuando mágicamente te dio por hablar explícitamente con el estúpido de Davy.

 

La mención del otro me hizo suspirar estresada.

 

—¿Por qué hablaste con él y no conmigo? —Cuestionó.

 

Abrí la boca para responder, aún así, no fui capaz de decir nada, siendo sincera, ni yo misma entendía porque si fui capaz de hablar con él y no con nadie más.

 

—No me digas que vas a volver con ese idiota, no lo permitiré. —Me dejó saber.

 

—No voy a hablar contigo sobre Davy.

 

—¿Entonces de que quieres hablar?

 

—Sobre Tanía— lo miré con una ceja enarcada— ¿Por qué eres tan cretino con ella? ¿Por qué la tratas mal?

 

—En ningún momento la trate mal —me corrigió sin más—solo le dejé saber cuán irresponsable me parece que es, y al final del día, quería que supiera que tan mal me cae.

 

—¿Te cae mal? —me atreví a preguntar— ¿Besas a todas las mujeres que te desagradan o es solo con ella?

 

La mirada verde de Blake se llenó de sorpresa al escuchar mis palabras, al parecer él creía que yo no sabía acerca de los besos clandestinos que se había dado con la rubia.

 

—¿No vas a hablar? ¿Ahora el mudo eres tú?

 

—Simplemente métete en tus asuntos, Isabella. No me estreses.

 

Decidí no decir nada más, incluso continúe guardando silencio cuando llegamos a un sencillo, pero lindo restaurante. Yo me encargué de pedir un plato súper cargado de calorías, mientras que Blake se pedía alguna clase de mierda vegana que ayudaba a su digestión. Él se comió su cosa como si fuese la comida más deliciosa del mundo, y decidí no decirle nada más, después de todo él era como lo habían criado, si cerraba los ojos, podía recordar perfectamente a mí madre enseñándole a porcionar, distinguir y desechar los tipos de comidas no aptas para un cuerpo «perfecto».




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.