CAPITULO 6

Al despertar es de noche, he dormido técnicamente todo el día. El hambre es tanta que me siento débil. Los vampiros pueden permanecer días sin alimentarse, nosotros por el contrario, necesitamos ingerir alimento como cualquier humano.

La estancia se encuentra en penumbras, me levanto tanteando la pared hasta encontrar el interruptor. Hace frío, y el dolor de la mano me regresa a la realidad. El sonido de la puerta abriéndose me pone en alerta, temí que fuera él, pero una mucama ingresó trayendo consigo una bandeja. “Comida” pensé, suspirando decepcionada cuando corroboré que no lo era.

-Buenas noches señorita Collin. –Me saludó.

-Hola. –Contesté observando el contenido de la bandeja, unas tijeras, gaza, agua oxigenada y lo que parece ser un aerosol. Al menos el muy cretino se acordó que estoy herida, aunque en el fondo tengo que admitir que yo misma provoqué mi situación actual.

-Permítame ver su mano por favor. –Me sorprende que sea humana, noto marcas de mordidas en su cuello y muñecas.

-¿Cómo es que terminaste aquí? –Quiero saber, me intriga su presencia en este sitio.

-El señor Stone me recogió de la calle. Escapé siendo muy joven de casa, dormía en refugios y me alimentaba cuando podía. Cuando él me encontró me llevó a comer a un restaurante, luego me propuso trabajar con él, tener un techo y comida y acepté, llevo cuatro años aquí.

-¿Y el que se alimente de ti, también es parte del trato? –Recalco

-Yo me ofrecí, es delicado cuando lo hace y no es todo el tiempo. –Me sonríe, calculo no tendrá más de veinte años. –Su mano por favor. –Me pide con gentileza.

La extiendo y con cuidado la desenvuelve y moja un algodón con agua oxigenada limpiando la herida, no duele pero burbujea al contacto con el medicamento. Luego la rosea con el aerosol abundantemente, coloca una gaza pequeña en cada lado y me venda la mano.

-Listo. –Me dice sonriendo. –Mañana vendré otra vez.

-“Mañana” –Repito con sorpresa. -¿Acaso pasaré la noche aquí?

Ella asiente y recoge las cosas dirigiéndose a la puerta.

-¿Cuál es tu nombre? –Le consulto.

-Rose, señorita Collin.

-Rose por favor ¿Tienes algo de comer?

Mueve la cabeza en negación, me regala un remedo de sonrisa. Toca la puerta con el pie ya que sus manos sostienen la bandeja, alguien le abrec errando al paso.

Agaché la cabeza con resignación, ¡Maldita sea mi suerte con un vampiro rencoroso! ¿Será que me mantendrá encerrada hasta mi ejecución? Después de todo, intenté matarlo.

Me recosté sobre la cama con unas tremendas ganas de llorar, Draggon es hombre de palabra, me hará aguantar hambre tal como lo sentenció. La puerta volvió abrirse y él entró, vestía un pantalón gris de vestir y una camisa azul manga larga recogida hasta los codos, que resaltaba sus ojos azules, debo admitir que se ve muy apuesto, pero su belleza no oculta su maldad.

-Veo que ya te atendieron. –Señala mi mano.

-Si quieres que te agradezca te quedarás con las ganas.

-Eso lo tengo claro, y la única razón por la cual lo hice es porque no me sirve una novia rota, en cuanto bebas sangre se regenerará.

-¿De verdad me harás aguantar hambre? –Le reclamo.

-Depende de ti. –Contestó.

-¿Cómo interpreto eso?-Indago

-Que no comerás nada hasta que aceptes beber mi sangre.

-¡Primero muerta me oyes! –Exclamo con seguridad.

Sonríe a medias, su mirada perdida en el suelo, para luego encontrarse con la mía.

-Que pases buenas noches Annia, y no te irás de aquí hasta que lo hagas.

-¿Qué? ¿Me mantendrás como tu prisionera? –Expreso horrorizada ante la idea.

-Si lo quieres ver así, tienes una salida, es muy simple. –Me recuerda la opción.

-Púdrete Stone. –Digo molesta

Cuando me doy cuenta lo tengo junto a mí, me sostiene del mentón con rudeza, tanto que no puedo evitar dejar escapar un gemido de dolor.

-No me tientes Annia, puedo ser realmente malo si me lo propongo, el hecho que seas mi prometida no evitará que tome medidas contra ti. -Me suelta y me da la espalda. -¿Quieres que le mande saludos a tu familia? Tal ves que te envíen ropa, al parecer permanecerás un tiempo acá.