¿ Embarazada yo?, ¡que problema!

Capítulo 1: La fiesta.

Siempre sé tú mismo, sin importar lo que expresen los demás de ti, tu esencia es lo que te hace diferente a los demás.

Octubre 31

ALIZÉE LACROIX

La noche es joven y fresca, las calles de París, Francia, están poco transitadas a estas horas y te sientes más cómodo únicamente yendo tú solo a algún lugar. En mi auto, con las ventanas del mismo hacia abajo, dejando que el aire choque con mi rostro y mi cabello, da una libertad única. 

Pelo rubio oscuro, atado con media coleta hacia arriba, vestido de lentejuelas ceñido al cuerpo color rojo y un maquillaje no muy exagerado es lo que me acompaña esta noche. Mis ojos color miel son los que, denotan todas las luces del alrededor, ir a una fiesta no es lo que acostumbraría a hacer en una noche, más bien, me gustaría leer libros y quedarme en casa tomando una rica taza con café expreso y leche caliente. 

Ni modo, debo asistir porque soy la gerente de la empresa de diseños y elaboración de ropa Méunier, la número uno en todo París, ha merecido ese aprecio y valor que tiene. La fiesta es de disfraces, el Halloween es celebrado ahí y, la mejor manera de hacerlo es mostrando prendas que se hayan elaborado en la misma empresa.

Estaciono mi auto color negro en un espacio que estaba reservado solo para mí, a las cabecillas de dicha empresa. Ajusto mi máscara, se supone que nadie debe reconocer que soy yo y, como no suelo vestir esta clase de ropa y detalles, es difícil que, más nadie que mis compañeros cercanos se den cuenta de que soy yo. 

Me siento orgullosa de las cosas que he logrado con solamente veintiún años, eso es algo asombroso, amo lo que hago en esta empresa y me siento orgullosa de la oportunidad que se me brindó de ser gerente. 

Enseño mi pase de platino para entrar, a ver… ¿Dónde me ubico esta noche?, no sé ni donde estar, con quien tampoco, así que me dedico a buscar rostros conocidos. 

A lo lejos, pude divisar a las tres modelos de la empresa, encargadas del mercadeo y mucho más, son mis compañeras aunque de vez en cuando son irritantes y pocas amigas o conocidas, sin embargo, no tengo más compañía que ellas. 

—Vaya, ¿Eres tú Alizée?—ladeo la cabeza para que noten mi afirmación. 

Ella, la mujer que creo que de vez en cuando no le caigo bien, Béatrice Cloutier, me trata de humillar cada cuanto puede y menospreciar mi trabajo ante los jefes, no obstante, ellos hacen caso omiso porque mi trabajo es apreciado y respetado por ellos. 

Las otras dos son sus secuaces, Camille y Chloé Buckley, las hermanas que están ahí en compaginación con Béatrice, yo las ignoro, trato de que nada me afecte en su presencia aunque al final en casa me termine doliendo.

—Sí, chicas, soy yo—sonrío, pero esta máscara no me deja hacerlo notar tanto. 

—Que gran cambio hace en ti la ropa de la empresa, aunque se nota más porque no tienes la cara descubierta—abro los ojos ante el asombro, de mis ojos se deslizan unas lágrimas que no son visibles a causa de la máscara.

—Claro, creo que lo mismo aplica para ustedes—la voz me tiembla, esto no va a terminar bien. Siempre me hacen mal, lo mismo día tras día, me termina afectando.

Se nota que se ofendieron un poco, pero es increíble las fuerzas que tienen sus palabras para dañarme, no obstante, es imposible que permita que me vean así. 

Ruedo un dedo por debajo de la máscara para limpiar un poco la lágrima que derramé, espero que no se haya vuelto un desastre mi maquillaje.

—¿Y qué?, ¿no te pretendes tomar algo hoy y divertirte un poco?—interroga Camille mientras a la vez, me extienden un poco de bebida, al principio lo pienso, pero, ¿qué podría pasar?, no pienso que sea malo tomar algo, quizá así se me quita este sabor amargo que sus palabras dejaron en mí hace un momento.

Quiero romperme en llanto, se fijan tanto en mi físico, me lastima, ¿es que acaso no soy lo suficientemente bella para ser como ellas?, me hiere bastante, es un complejo que jamás dejaré.

—Por supuesto que sí—sujeto de un modo suave la copa con bebida, digo, ¿qué hará un poco de alcohol?, mejor, quizá así no me dolerá tanto.

Ellas me observan fijamente, no sé que les pasa. ¡Ya déjenme en paz!, miro al suelo queriendo ya estallar ante el dolor, solo pienso lo que les diría, más no actúo, mi corazón es demasiado noble para responder de tal forma.

—Hoy deberías salir de tu zona de comodidad, no sé, romper ese esquema de ser la chica que no quiebra un plato, sabes a lo que me refiero— expresa Chloé y aquí van a fastidiar con mi vida íntima. 

No, nunca he estado con algún chico en algo más allá de un beso, pero, ¿la sociedad en la que ellas están pide tanto eso a gritos?, ni que fuese algo de primera instancia, al menos no lo es en mi caso, que tontas son a veces, aunque puede ser que la tonta también sea yo por no seguir lo que dicen.

—Eso es algo que únicamente yo debo elegirlo, no porque alguien me diga que lo haga—ríen entre ellas, aquí va la burla hacia mí de nuevo, no aguanto más.

—Ya veremos si eso sigue en pie más tarde—me muevo de ese lugar, nada más me hacen sentir super incómoda. 



#17807 en Novela romántica
#3178 en Chick lit
#3407 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, embarazo, jovenadulto

Editado: 22.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.