Capítulo: 5

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Muchos de nuestros sueños parecen primero imposibles, luego parecen improbables, y luego, cuando despertamos nuestra fuerza de voluntad, pronto parecen inevitables.

- Christopher Reeve -
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[Keith Richards se quedó mirándome o eso supuse, de seguro se preguntaba ¿Por qué había hecho tal cosa?, o si ¿Conocía a la chica?... Ella no me preguntó nada en lo absoluto, pues al parecer sólo quería centrarse en lo que tenía que hablar conmigo, ella tomó mis manos y comenzó a hablar...]
 

— Charlie, después de que te conocí, he vivido cosas muy extrañas, has cambiado mi parecer sobre la vida y el mundo, he tenido sueños bastante raros, a veces ni duermo, tengo un sentimiento de coraje, siento que lo puedo lograr todo, las cosas cambian, ¿Sabes?... Ya no dejaré que Josh quiera abusar de mi...

[Si chicos, dijo Josh, y ¡Si!, hablamos del mismo que había abusado de aquella camarera, el muy bastardo quería abusar de mi querida Keith Richards... Sentía como sus lágrimas caían, me había contado todo lo que había vivido con la separación de sus padres y que a eso se debían la mayoría de las letras de sus canciones, yo me había quedado callado todo el tiempo, disfrutaba de escucharla hablar y más si era conmigo y nadie más].

— ¿Por qué ayudaste a esa camarera? — Me preguntó con los ojos llenos de lágrimas.

[Oh Keith!!... Esperaba el momento en el que te vería a los ojos y averiguaría tu sufrimiento, no esperaba que me lo contarás, pues así no es tan emocionante, aunque me alegra saber algo de ti por lo menos, me da la esperanza de que confías en mí más que en nadie].

— Las personas ciegas podemos sentir casi todo, y oír mejor, me di cuenta que esa pobre chica sufría, así que le dí un consejo, en la forma de su hablar me di cuenta de que estaba desesperada por irse a llorar a un rincón o tal vez acabar con su vida, porque en realidad ya no sabría que hacer con ella — respondí

Keith Richards me dió un abrazo y susurró a mi oido;

— Sabía que eras diferente.

[Sus cálidos brazos me envolvieron y me di cuenta que quería más que sólo escuchar su voz, quería que esa voz fuera para mí, que sus canciones fueran dedicadas a mi, en ese momento me olvidaba del hecho de que sólo sería un estorbo en la vida de Keith Richards, pues yo era ciego y nada lo iba a cambiar].

[Después de un largo rato hablando con Keith Richards, ella me acompañó a casa, era algo incómodo, el que debía acompañarla era yo se suponía, no ella a mí, me sentía como un inútil, ¿Para qué pierdo mi tiempo tratando de enamorarla?... Si sólo le haré un gran daño].

— ¿Cómo te fue en el psicólogo? —  preguntó mamá

— No me jodas mamá — jamás le había hablado a mi madre así, pero estaba enojado, enojado por no ser suficiente hombre para Keith Richards, enojado por la vida que llevaba, enojado por haber nacido.

— Charlie Evans, ven acá en este momento.

— Lo siento mamá, es que me siento mal, me odio a mi mismo.

— No digas eso — dijo mamá mientras me consolaba — Eres la mejor persona del mundo, jamás lo dudes.

Charlie con lágrimas en los ojos, y todo desdichado dijo.

— ¿SI SOY LA MEJOR PERSONA DEL MUNDO, POR QUÉ EL MUNDO ME TRATA TAN MAL?...

Las lágrimas podrían haber llenado un lago completo, estaba desamparado.

— Es porque aún no te aceptas como eres, sigues viviendo bajo tu misma mentira y quieres engañar a los demás, debes aceptar que eres ciego y no te debe dar pena.

— No importa lo que haga, si lo aceptó o no, siempre seré juzgado por la sociedad y aún peor por mi mismo.

— Con esa mentalidad, jamás vas a mejorar.

— Mamá es que no lo entiendes, no sabes lo que es odiarte a ti mismo y llorar todas las noches.

Charlie dejó a su madre y salió corriendo a su habitación, sin pensar en que pudo haber tropezado con los escalones de las escaleras, cuando iba por el sexto escalón no se pudo agarrar bien y cayó para atrás, cayó encima de su brazo derecho, llegando así a fracturarse... De repente, simplemente se desmayó.