Eris, la Alfa

Capítulo 1. Eris

Los lycan siempre habían sido considerados los hijos más fieles de la diosa Luna, amados y venerados desde el inicio de su creación, pero, también eran los preferidos de su creadora, quien estaba más que orgullosa de ello. No había ser que no envidiara a los lycan, tenían todo, poder, fuerza, belleza y lo más importante, Amor. La diosa Luna no solo los había dotado de un sin número de cualidades, también había creado para ellos a aquella persona que los complementaria, la persona que los amaría eternamente solo a ellos. Almas gemelas en el mundo humano, para ellos “Mates”. 

Aquel destinado a ellos tenía que ser poseedor de un enigmático y atrayente olor, el cual siempre era el favorito del otro. No importaba el rango, Alfa, Beta, Delta, etcétera, todos sin excepción eran bendecidos con un mate, y desde su primera transformación no había momento en el que no buscaran por cielo, mar y tierra al amor de su vida. 

Nadie nunca se había revelado a la diosa, todos la veneraban como la creadora, pero, aun así, existía una parte de esta raza que no lo veía de esa manera, pues, muchas veces, la jerarquía podía ser sumamente injusta. Los Alfas siempre habían sido hombres fuertes, valientes, capaces de liderar a toda una manada, siempre había sido normal, las mujeres solo daban a luz a guerreros sanos quienes ayudarían a la próxima generación de Alfas.  

Las ideas revolucionarias nunca habían sido bien recibidas y mucho menos si eran propuesta por una mujer y una de ellas era poder tener a una de ellas como Alfa, pero claro, nunca ninguna mujer hablaba de más, como decían los hombres, ellas preferían callarse y dejar que todo fluyera como estaba, como lo había dictado la Luna, aunque nadie esperaba que una joven se revelara ante las leyes. 

Una Joven, hija del Alfa de una de las más grandes manadas del sur, era bonita, alegre y sumamente inteligente, una amenaza para cualquier lycan de ese siglo, fue una de las muy pocas mujeres que se habían negado a la jerarquía y los rangos, ella era tan capaz como un hombre, pero a pesar de ello y aunque era la primogénita, no era apta para liderar. 

Había demostrado merecer el puesto, su hermano, no era ni la mitad de inteligente, audaz y observador que ella, pero, eso no era suficiente, nadie nunca aceptaría a una Alfa. Después de que su hermano fuera nombrado el próximo líder de la manada, aquella joven asqueada de esa injusta vida, decidió tomar la decisión más drástica, aquel considerado un pecado para su raza, desterrarse a sí misma y convertirse en integrante de aquella fracción oscura de los seres lycan, aquellos que no seguían las reglas de la diosa. Abandonar a tu manada te condenaba a estar solo por toda la vida, el castigo solo podía ser privar a los desertores de lo más preciado para ellos, nunca podrían encontrar a sus almas gemelas. 

Eris, una chica de cabello negro como la noche, ojos grisáceos y piel acaramelada, la mujer que deseaba cambiar la idea sobre la jerarquía, tal como lo decía su nombre, Eris estaba dispuesta a poner al mundo sobrenatural de cabeza y volverse lo que siempre había deseado, nadie se lo impediría, ni siquiera su familia. 

En ese momento nació la pesadilla de los lycan, una traidora lista para destruir a todo aquel que se atreviera a cruzarse en su camino, porque ella no tenía nada que perder, su vida se había apagado desde hacía mucho, su único deseo ahora era ser reconocida como Alfa, y tener el rango más importante, no importaba nada más. 

Eris Karalis, la desertora que deambulaba por la espesura de los bosques, una rebelde que desafiaba a la diosa, pero, que también podría ser la lycan más amada de la Luna. Todo un misterio, esperando por alguien que lograra descubrir más allá de lo que se decía de ella y solo él podría hacerlo, si es que lograba atraparla... pero claro, tal vez, eso sería lo más sencillo.... 




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