Prólogo

23 de enero del 2024

Hamitcht - Washington

22:33 horas

La luna se ha ocultado tras la lluvia incesante que lleva ya cuatro horas, la niebla es densa impidiendo la visualización en el pequeño pueblo. El terror acechaba en la zona. Sus habitantes tienen temor de lo que pueda pasar ¿Quién será la siguiente víctima? Se preguntan; unos han decidido marcharse, otros aseguran sus puertas y ventanas. Tres casos que marcaron la historia de aquel pequeño pueblo que solía ser tan alegre y pintoresco, claro , también están las familias de las víctimas que no volverán a ser las mismas después de ver la forma tan atroz y sádica como fallecieron.

Al otro lado de Hamitcht, cerca de uno de los hospitales psiquiátricos más famosos de todo Estados Unidos, encuentran un cuarto cuerpo, de la misma forma que encontraron a las otras tres... Los agentes de policía y los criminólogos están atónitos ante la espantosa situación. El solo ver la escena del crimen hace que se le ponga la piel de gallina al detective encargado, en sus años de experiencia jamás había visto una forma tan espantosa de asesinato.

– Mujer de cabello oscuro, azabache, tiene alrededor de unos 24 o 26 años de edad, rostro irreconocible a causa de los golpes que le propinaron– el detective enciende su grabadora documentando toda la evidencia –Está vestida de blanco, diría que se iba a casar, lleva unos tacones color plata. –El detective no pasa por alto ningún detalle - varias flores rodean su cuerpo, tiene dos cortadas, en cruz, en su pecho. Sus manos sostienen una flor del mismo color que las otras y lo que aparentemente es...su corazón.

La última palabra hace que se le pongan los pelos de punta a aquel detective de mira dura. ¿ Qué tienen las cuatro mujeres en común ? La pregunta ronda por su cabeza, y ni él sabe una respuesta, por más que busque no encuentra relación entre las cuatro jóvenes. Los criminólogos terminan de hacer el levantamiento del cadáver y de recoger las muestras que irán directamente al laboratorio. Ahora lo que prosigue es hablar con la familia de la chica y comentarles la dolorosa noticia.

–Señor, el asesino– uno de los policías saca de su nube al detective – escapó.

–¡Cómo es posible! –todas las alarmas se encienden – Búsquenlo por toda la zona. ¡ YA !.

El policía sale corriendo a dar la orden a todas las patrullas.

El teléfono del detective suena insistente, pero su mente está demasiado ocupada para distraerse en llamadas. Una segunda llamada entra y la cuelga inmediatamente. Tercera - No se van a cansar de llamar - de tanta insistencia el detective recibe la llamada.

–¿Si ? - Una risa se escucha al otro lado del teléfono –¿ Quién es ?

La risa al otro lado de la línea, cambia a carcajada, el detective está a punto de colgar, cuando hablan.

–¿Qué te pareció mi gran obra de arte ? – se paraliza al escuchar la voz – ¿Que te comió la lengua el ratón ?

–Óyeme bien le...

–No, tú me escucharás a mi –habla aquel hombre en la línea –No estás aquí para dar órdenes – Continua –yo ya terminé así que ahora nos vas a dejar en paz, no vas a buscar mas y dejaras todo como está, a menos, que quieras que tu hermosa hija y esposa les pase algo muy malo.

El detective va a hablar pero el hombre corta la llamada. El detective con su astucia forjada en años de experiencia comprende la gravedad de la amenaza; un escalofrío recorre su espina dorsal y sabe que el hombre habla en serio con la amenaza.

Ahora se encuentra entre la espada y la pared, no sabe si seguir y terminar con el terror del pueblo o dejar el caso archivado para proteger a su familia ¿ Que hará ?

Entre los altos pinos se esconde el causante de todo esto, mirando con orgullo lo que ha logrado, y más sabiendo que ya tiene lo que tanto deseaba. Para él no hubo nada imposible y esta es la prueba al fin y al cabo se salió con las suyas.

Sin embargo, ignora que hay hilos del destino aún por tejerse, y ella está dispuesta a hacérselo saber...

... Porque este es solo el comienzo del verdadero infierno.