La llamada de las 3:33

Capítulo 12: La Revelación del Ciclo

La figura encapuchada se mantenía inmóvil, observando a Clara como si esperara una reacción. Lucas se acercó lentamente, intentando percibir la amenaza que emanaba de la figura, pero Clara levantó la mano, pidiendo silencio. Sabía que las respuestas que necesitaba estaban frente a ella, y no podía dejar que el miedo se interpusiera.

—¿El ciclo? —preguntó Clara, casi en un susurro. La voz del hombre la había dejado intranquila. Algo en su tono había encendido una chispa de desesperación que aún no podía comprender.

El hombre asintió, su mirada fija en ella.

—El poder de la Voz es un ciclo eterno, Clara. Cada vez que alguien lo toma, crea una nueva versión del mundo. A veces, se repiten los errores del pasado, otras veces, se renuevan las oportunidades, pero nunca hay un final definitivo. Siempre habrá alguien que tome el poder y alguien que se enfrente a él. Y cuando ese ciclo llega a su fin, otro comienza.

Clara frunció el ceño, intentando comprender las palabras del hombre. ¿Por qué le hablaba de esa manera? ¿Por qué le decía que era parte de un ciclo interminable?

—Entonces, ¿todo esto es inevitable? —preguntó, luchando por contener la incredulidad en su voz.

El hombre inclinó la cabeza, como si la pregunta le pareciera obvia.

—Nada es inevitable, Clara. Tú has tomado el poder, pero solo tú decides cómo usarlo. El ciclo no te obliga a seguirlo. Puedes romperlo, cambiar las reglas, pero eso tiene un precio. Lo que no puedes hacer es ignorarlo. La Voz se alimenta del conflicto, de las decisiones que tomas. Si intentas resistir el ciclo, serás devorada por él.

Clara sintió que su mente giraba. Todo lo que había pensado hasta ahora, todas las decisiones que había tomado, parecían intrascendentes en comparación con lo que le estaba diciendo ese hombre. Si la Voz se alimentaba de los conflictos, entonces, ¿ella también era parte de ese conflicto?

—¿Y qué pasa con los demás? —preguntó Lucas, incapaz de mantenerse en silencio—. ¿Qué pasa con todos los que no están involucrados en este ciclo?

El hombre se giró lentamente hacia él, y en sus ojos brilló un destello de comprensión.

—El mundo sigue su curso, Lucas. El ciclo no afecta a todos por igual. Solo a aquellos que han sido elegidos para llevar el poder. Aquellos como Clara. Los demás seguirán viviendo sus vidas, ajenos a lo que ocurre en las sombras, hasta que el ciclo llegue a su fin. Y entonces, todo cambiará. Porque la Voz no solo afecta a los que la llevan. Afecta a todos.

Clara sintió que el peso de las palabras del hombre la aplastaba. Cada decisión que tomara, cada movimiento que hiciera, tendría repercusiones para aquellos a su alrededor. El poder de la Voz no solo dependía de ella, sino de cómo afectaba a los demás. El ciclo estaba tejido en las vidas de todos.

—¿Y qué debo hacer ahora? —preguntó Clara, su voz temblorosa.

El hombre no respondió de inmediato. En su lugar, dio un paso hacia adelante, y Clara sintió que el aire se cargaba de una energía palpable. El poder de la Voz, o lo que fuera que representaba esa figura, parecía estar resonando en todo su ser.

—Ahora —dijo finalmente—, debes decidir si estás dispuesta a cambiar el curso de este ciclo. Si lo deseas, puedes seguir los pasos de aquellos que vinieron antes que tú. Ser la Voz. Ser la salvadora o la destrucción. Pero si eliges romper el ciclo, si decides desafiar lo que está escrito, debes estar lista para pagar el precio. El mundo cambiará de formas que no puedes predecir.

Clara tragó saliva, sus pensamientos corriendo a toda velocidad. Podía sentir el poder dentro de ella, algo mucho más grande que su propia voluntad. Pero también sentía el peso de la responsabilidad. La Voz no era solo una herramienta de control, sino un espejo de su propio alma. ¿Qué sería de ella si tomaba el control absoluto? ¿Qué pasaría si fallaba?

De repente, algo dentro de ella resonó con fuerza. Un deseo profundo de entender, de conocer las verdades ocultas, de desafiar el ciclo. Clara sabía que no podía simplemente seguir el camino trazado por los demás. Si quería cambiar algo, tenía que empezar por sí misma.

—Romperé el ciclo —dijo con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho—. Haré lo que sea necesario para cambiar el curso de los eventos.

El hombre la observó en silencio, pero Clara vio un destello de aprobación en sus ojos.

—Entonces prepárate —dijo, su voz suave pero cargada de advertencia—. El precio de la libertad es alto, Clara. Pero, si realmente estás dispuesta a pagarlo, el poder de la Voz te será fiel.

Con esas palabras, la figura dio un paso atrás, desvaneciéndose en la niebla. Clara miró alrededor, y el paisaje a su alrededor comenzó a cambiar. Los edificios destruidos se desvanecieron, y el aire parecía más claro, más respirable. Pero Clara sabía que esto solo era el principio.

El ciclo estaba en sus manos. Y con cada decisión que tomara, el futuro de todos sería alterado.

—No hay vuelta atrás —murmuró Clara, mirando el horizonte con una determinación renovada—. El cambio ha comenzado.




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