No quiero ser solo un póster

Mariana Rosales, estudiante de criminología en Guadalajara, creció viendo los rostros de mujeres desaparecidas pegados en las calles. Ahora, cuando una joven llamada Mariana Vázquez aparece asesinada, su nombre se suma a la lista de víctimas que solo existen en carteles y estadísticas.

Lo que empieza como una práctica universitaria se convierte en una obsesión: Mariana siente que la escena del crimen le habla a ella, como si alguien supiera quién es. Mientras se acerca a la verdad, descubre secretos de la víctima, corrupción, silencios incómodos y un sistema que prefiere culpar a las muertas.

Esta historia es ficción. Cualquier parecido con personas reales es coincidencia. Contiene temas sensibles como feminicidios y violencia; recomendada para lectores mayores de 16 años.