Mis días (odiando) amando al Sr. Harris.

Capítulo 5: Un trabajo insoportable.

Trabajar es un problema, imagina el simple hecho de tenerte cerca...

AIDEN MORRISON

Espero a mi mejor amigo en su oficina para poder firmar ya los documentos que me dijo que, la verdad, no he comprendido bien el asunto con la chica que más “detesta”, según él, aunque siento que es otra cosa y no lo admite, en fin, solamente él entiende sus embrollos. 

Se abre la puerta y puedo divisar a Kean entrando por esa puerta y, no viene solo, es con ella, con Leigh-Anne, ni modo, a tremenda diosa, decide odiar el tonto de mi mejor amigo. 

—Buenos días, ¿Aiden, cierto? —menciona ella con una sonrisa y estrechando la mano. 

—Buen día, sí, ese es mi nombre. Tú debes ser Leigh-Anne Beckett. —Asiente—. Kean me ha hablado mucho de ti.

Este golpea mi hombro y me mira de mala forma. 

—No más que para el contrato y trabajo, además es mi mejor amigo, sabe que te odio, colibrí —ay, Kean, no trates de arreglarlo. 

—Gracias por saber decir bien mi nombre, me agrada eso. De que me odies me da igual, Kean —expresa para luego mirar a mi mejor amigo—, no es como que sienta algo diferente por ti, regla con patas. 

Trato de controlarme, sin embargo, no puedo evitar reírme a carcajadas sobre ese apodo. 

¡Ese es un buen apodo! —veo la furia de Kean en su rostro. 

—Ya basta. —La fulmina con la mirada—. Vinimos aquí a algo de trabajo, tus chistes ahórratelos, Aiden.

—Uy, que miedo mi patrón —menciono entre risas. 

—Y a ti, Leigh-Anne, dije que soy Sr. Harris. —Arregla su cortaba en modo de incomodidad—. Después dicen que me gusta ser odioso y molesto. 

—Perfecto, déjenme leer ese contrato para tomar algo de aire fresco lejos del “Sr. Harris”. —Masculla ella algo fastidiada con la presencia de Kean haciendo comillas con sus dedos en son de alabar el nombre. 

—Vale, vale, era para agarrar un poco más de ánimo y confianza esta mañana, es un simple lunes, por eso lo hago. 

Extiendo el contrato y ella asiente sonriente, ¿cómo es que Kean puede odiarla?, no conozco su actitud del todo, pero se nota que en muchas cosas ambos son iguales. Al menos ella si sonríe, mi mejor amigo y yo somos como el ying y el yang, yo soy aquella luz de felicidad y él, pues la más malvada oscuridad. 

Termina de leer y, de acuerdo con los términos, ella ya está lista para firmar. 

Extiendo un bolígrafo y la miro sonriente, lo que hace que se sonroje un poco. Mi mejor amigo aprieta el puño algo molesto, vaya linda forma tiene de odiar a alguien. 

—Listo, creo que ahora iré a tomar un café y vengo en un momento para que sigamos el trabajo, a ver si el ambiente tan pesado se disipa un poco. —Veo como él le sujeta la muñeca cuando ella ya está en el marco de la puerta. 

Leigh se gira a mirar a Kean y este la observa con su seriedad. 

—Tú sin mí no vas a ninguna parte, colibrí.

No esperaba menos de Kean, siempre tan seductor.

Estos han sido los rivales más intensos que he visto en mi vida, a ver como termina esto entre ellos dos, aunque ya supongo tener una idea de como será. 

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LEIGH-ANNE BECKETT

Después de ir a buscar mi café con el jefe que debo ayudar como guardaespaldas, volvemos a la oficina, en donde puedo divisar a la hermana de Kean, la menor de la familia, Kenzie Harris. Ella es contraria a su hermano, me trata siempre con muchísimo cariño cuando nos hemos visto en las juntas familiares.

—¿Leigh-Anne? —dice al notar mi presencia—. ¿Qué te trae por aquí y… —mira a su hermano a mi lado—, con Kean tu enemigo mortal?

—Ahora trabajaré para él, acuerdos entre la familia que detesto. 

Su mirada es de molestia y me sujeta de la mano. 

—Adiós, Kenzie, me la llevo por ahora, tenemos que trabajar.

Me despido con mi otra mano disponible mientras lo sigo a él, ¿qué le pasa?

—Oye, oye, ¿por qué la prisa?, no creo que sea necesario halarme así del brazo —en su rostro veo algo de molestia. 

—Tengo mucho que mostrarte del trabajo en mi oficina, no se puede perder tiempo hablando. 

—Que pesado eres, es tu hermana. 

—No me interesa, tú eres alguien que no soporto y estás aquí a mi lado, colibrí —agacho la cabeza y mis mejillas se tornan algo rojas. 

—Entiendo, tú eres quien manda aquí, Sr. Harris —asiente con una sonrisa de malicia. 

—Así me gusta, colibrí. 

Entramos y me muestra el espacio, el cual está a su lado. Yo decido colocar mi bolso y seguirle con suma atención, ya no quiero continuar una discusión. 

Me molesta que él tenga que darme órdenes, sin embargo, de eso estoy obligada. Y hasta un día será...

 



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En el texto hay: romance, enemiestolovers

Editado: 24.08.2022

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