Mis días (odiando) amando al Sr. Harris.

Capítulo 4: Que complicado...

Sé que esto es difícil para ti, aunque debes entender que es demasiado complicado para mí. Tenerte cerca... me confunde.

KEAN HARRIS

Nada ha sido sencillo con Leigh-Anne, por lo que respiro profundo tratando de tomar la compostura de estas peleas ocasionales que tenemos ella y yo, creo que al fin y al cabo esto no ha sido una excelente idea el estar juntos.

—Ya, debo llevarte a la escuela antes de que sea tarde, pequeña.

—Sí, quiero que Leigh me lleve adentro —ambos nos miramos asombrados. 

—Veamos si Leigh quiere… —me preocupa el afecto tan repentino que le está tomando, ese cariño en Keilanny no es común y vaya con quien, con la chica que más detesto.

Siempre suele ser una niña como yo, fría con las personas, aunque algo alegre, eso no le quita y es selectiva con quien debe estar cerca de mí o de su madre, bien posesiva y celosa. 

—Por supuesto, no tengo problemas, de todos modos, debo estar a tu lado ayudándote. Que duros serán mis días.

Esto será un reto, uno que será más difícil de lo que creí.

Trago en seco y asiento, esto me servirá de mucha ayuda, no obstante, eso no se lo puedo decir o aumentará su ego.

—Al menos me ayudas en algo importante, dócil colibrí.

Decido seguir conduciendo, su mirada dijo más que lo que pensaba profesar sus labios. Aunque es una mujer decidida, suele ser algo fría de vez en cuando, para hacerse la difícil conmigo. Supongo que por dentro le gusto, sin embargo, le pregunto eso y lo negará totalmente. Tampoco es como que me importe gustarle. 

A una cuadra divisamos la escuela de Keilanny y, ella se ve emocionada, siento que es por el hecho de estar con Leigh-Anne. 

Me estaciono en frente y LeiAnn baja de mi auto para tomar la mochila y a la pequeña en sus manos. Se ve feliz, eso es lo que me importa, pase lo que pase, deseo verla con esa sonrisa. 

Yo sé lo mucho que Leigh ha sufrido, no tengo detalles de su antiguo matrimonio, quizá en lo adelante ella desee entrar en confianza y contarme, justo así, aunque no me importe en lo absoluto.

¿La detesto? Sí. Ella no estaría trabajando conmigo si ambas familias no hubiesen hecho un tratado de socios a cambio de ella por unos buenos billetes que ofrecieron sus padres. Literalmente fue vendida o más bien… un trueque, ella me ayuda a mí, mientras que mi familia se hace socio de los Beckett. 

Además, por otros secretos que hay entre ambos que… dicen que ella no debe saber, al menos no por ahora, por lo cual, debo estar cerca de ella también.

Esta ayuda es mutua...

Veo como Leigh regresa con una sonrisa y se despide de varios niños con un ademán. He escuchado que las personas que tienen lindas vibras conectan rápido con las personas y la naturaleza, esto va con colibrí. 

—Listo, regla con patas. 

—No piensas decirme Sr. Harris, ¿cierto? —asiente con su cabeza y se coloca el cinturón.

—Vamos a empezar a trabajar, Sr. Harris, regla con patas. 

Ruedo los ojos. 

—Así siendo una “regla con patas” —hago comillas con mis dedos—, le gusto a muchas mujeres y las tengo locas por mí. 

—No es como que me importe mucho que digamos. 

—O sea que, si te importa un poco. 

—La verdad, nada, Kean. 

—¡Que soy Sr. Harris!

—¡Regla con patas!, ¡molestoso, odioso, egocéntrico!, ¡No te soporto! —chilla algo molesta y patalea.

—Tú al contrario eres un lindo colibrí, un dócil colibrí, así sencilla como las plumas que amas y delicada —se sonroja y toco su barbilla acercándome a su rostro—. Al menos espero que en tus sueños, si sea así, no te creas eso.

Las risas no disminuyen en mí, me encanta fastidiarla, siempre le coqueteo y al final se molesta. Cruza sus brazos con las mejillas ruborizadas, logré mi objetivo. 

—Ahora vamos a ver a mi mejor amigo Aiden Morrison, es mi abogado y tengo que hacerte firmar el contrato de que estarás conmigo unos días. 

—Sí, firmar el contrato que se titulará “Mis días odiando al Sr. Harris”

—O quizás amándome, es tonto e ilógico que solo tú me odies —le expreso sin despegar la vista del camino. 

—Es inevitable con tan tonta actitud, espero que esto acabe pronto. Este sin duda es el inicio de mis peores días.

—Lo mismo digo, colibrí. —La miro una vez más rodando los ojos—. Te odio.

Ahora vamos a firmar lo que la va a conectar a mí de forma definitiva y… ya firmé el mío de estar junto a ella, espero que esto no termine peor de lo que ya está.



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En el texto hay: romance, enemiestolovers

Editado: 24.08.2022

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