Niñera para el C.E.O.

Capítulo 1: Perdiendo se gana.

Deseo obtener la felicidad plena, pero para eso debo dejar de escuchar al mundo y conocer mi ser. 

Tres semanas atrás. 

Hamar, Noruega.

Xien Calland

Irme de la toxicidad de mis padres hace unos meses, fue la mejor idea, lo siento mucho por mi hermano Xach que, aunque sea mayor que yo, me pidió que siguiera ahí por mi madre, sin embargo, no puedo, detesto las peleas de mi papá porque no tiene aquello que lo hace feliz. 

Mi pelo corto, azul oscuro, se mueve mientras voy al lado del chico que siempre me ha ayudado y apoyado en todas las locuras que he formado en mi vida, con el cual vivo actualmente, por ser el único en quien confío, mi mejor amigo, Aksel Dahl. Es ese hermano que siempre está a mi lado, ya que Xach está enamorado y me abandonó.

—Aksel, sé que nos irá bien juntos, estos meses la casa nueva ha sido asombrosa, con este empleo siendo la mejor niñera de “Empresa de niñeras certificadas, la mejor de Noruega”, podremos seguir pagando esa casa y vivir felices sin nuestros padres. Ya estamos viejos, tenemos veintinueve años y nos querían tener siempre pegados a ellos.

Ríe.

—Eso espero, ya que está algo costosa, deseo que entre los dos podamos continuar pagándola, no debemos depender de nuestros padres toda una vida. Lo que no sé es como tienes paciencia para cuidar niños. —Sonrío ante su comentario. 

—Si está cara, sin embargo, es lo más barato que encontré. Lo otro es que ser niñera es algo lindo, déjate de tonterías. 

El auto se detiene, aunque sea un poco rematado, nos lleva y trae a los trabajos de ambos. Aksel es mesero en una pastelería y yo, pues, hasta salí en la televisión como la mejor niñera de esta gran empresa. 

—Nos vemos más tarde, peludo. —Rueda sus ojos en cuanto le digo ese apodo y río a carcajadas. 

—¡Deja de decirme así!, ¡supera ya mis piernas peludas! —no puedo dejar de reírme.

—Lo siento, me es inevitable. —Me mira molesto.

—Hasta luego, dientes de conejo.

—No es algo que me moleste, se me ven perfectos.

Muevo mi cabello segura de mi misma. Se burla de mis dos dientes grandes, aunque se ven bonitos y derechos, pero si no le sonrío, se pone a animarme, solo me tiene envidia de que irradio belleza por todos lados.

Cada persona tiene una sonrisa perfecta, depende como la veas y quien la provoque.

Abro las puertas de mi trabajo y noto a los dos jefes mirándome de mala forma. Desde ahí, supe que algo pasaba.

—Buenos días, jefes. —Mi sentido del humor disminuye y pongo cara de duda.

—Xien, sube a la oficina de nosotros, por favor. 

Asiento y me siguen detrás mientras voy tragando en seco.

«Ay, no, ahora no sé qué fue lo que hice, Xien torpe entrando en acción como siempre»

Respira, todo está bien, seguro esa cara es para darte miedo y lograr tu ascenso. Fuiste una estrella recientemente, no te van a despedir.

Me encuentro en la oficina y decido sentarme de inmediato cuando veo que me piden hacerlo.

—¿Nos puede explicar como es que usted no estuvo a la hora acordada en su último trabajo y aparte dejó a los niños solos? —menciona mi superiora.

Frunzo el ceño.

—¿Cómo?, estaba en la casa de los Johansen y no me moví en ningún momento.

—¿Ah, no?, su compañera Hildur pasó por allá y no la vio, aquel niño lloraba.

Me enseña un video y, ¡esto es mentira!

—¡Les puedo explicar!, el niño derramó su jugo de naranja encima de la ropa y fui a buscar con que limpiarlo, por eso lo dejé solo un segundo… —No me dejan terminar y sigo viendo.

—Mire, esa foto me la envió antes de su hora de salida. ¿Ahora que se va a inventar señorita Calland?

Era yo, afuera en la calle. 

—Me dejaron ir quince minutos antes… —Golpean la mesa un poco molestas.

—¡Ya basta de mentiras!, ¡tenemos pruebas!, y pensar que le dimos el título de mejor empleada. ¡Falló!, ¡queda despedida!

«Bendita Hildur, pero me la vas a pagar»

Esto no puede estar pasándome.

—Retírese por favor. Tome sus cosas y váyase lo más rápido que pueda. No tiene derecho a reclamar sueldo porque incumplió el contrato. 

—¡No se preocupen!, se pueden quedar con su dinero, pero no se arrepientan luego cuando Hildur y los demás que son sus compinches les fallen. No me busquen, ¡encontraré algo mejor!

Ríen y salgo de la oficina. Veo a Hildur y sus amigas con cara burlesca, esas me la van a pagar todos. 

Me quito la camiseta de la empresa y me marcho con una blusa de tirantes que tengo debajo siempre por precaución. 

Tranquila. Vas a conseguir un lugar mejor. Todo pasará.



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En el texto hay: niños, multimillonario, amor dolor romance

Editado: 30.11.2022

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