El pasado no siempre queda atrás

Hoy he decidido escribir estas amargas palabras. Aún siento el dolor en mi corazón. Quiero gritarte que aún te amo, y aunque lo hago, eso no quiere decir que siempre estaré a tu lado, si tú no vuelves, yo me iré con el dolor más terrible en el pecho.

La agonía que me acongoja me sumerge en las profundidades abismales de mis pensamientos. Sufriré. Sí, lo sé. Pero fingiré estar viva, aunque por dentro me sienta sin ella. Mentiré sobre mi bienestar, no creo tener problemas para que las personas me crean, dicen que soy buena actuando y hasta ahora nadie ha notado que estoy muriendo día a día, sin ti. Mientras escribo, mis lágrimas salen inconsolables, cada una diciendo ¿por qué no estás?... ¿Por qué no regresas?... Te extraño... Ya no me hagas más daño...

***

Pero el tiempo pasa, ya tenemos más de un año en el que solo somos «amigos». He tomado muchas decisiones y una de ellas es alejarme de ti, quiero estar bien contigo, pero no se puede.

Me voy.

Entiendo que ya no sientes nada por mí. Y no te obligaré a quedarte conmigo más tiempo.

No puedo creer que ya han pasado cinco años de cuando te fuiste. Aun tus recuerdos hacen estragos en mi mente, no quiero olvidarte, pero sé que debo hacerlo. También sé que no puedo hacerlo sola. Así que he hablado con mi hermana para que me acompañe a un lugar del cual no sé si saldré.

Vamos en camino, creo que estamos por llegar. El edificio es enorme, parece una casa descuidada y el jardín está repleto de hojas rojizas, el suelo se ve precioso con ellas adornándolo.

Entramos en el lugar. Andy, mi hermana, se queda hablando con el encargado. Personas vestidas de blanco, me preguntan mi nombre, pero en ese momento no podía recordarlo, les dije que me llamaba Lory Ilusee, ahora sé que ese es el nombre de mi madre y no el mío.

Los hombres me llevan a una silla donde me ponen un par de amarras en las muñecas y después las luces se apagaron abruptamente. No sé qué va a pasar, pero lo mejor es que aprenda a olvidar tu adiós.