CAPÍTULO XVII

—Buenos días —sonrió Alex al despertar el día sábado de la siguiente semana.

El sol no estaba tan alto y hermoso como otros días. Estaba por empezar el invierno y ver a Noah sirviendo el desayuno lo hacía sentir como en un hogar. Lo abrazó por la espalda mientras lo besaba en el cuello.

—¿Cómo dormiste?

—Quieto, tonto —sonreía al sentir su olor a miel recorrer su cuerpo. Le gustaba ser besado en el cuello. Todo su cuerpo se estremecía con delicadeza al sentir su erección matutina.

—Tenemos que ir a la universidad a ver la presentación ¿Te llevo? —le levantaba la ropa con delicadeza— También quería invitarte a pasear después de eso.

—¿Pasear...? —su respiración estaba intranquila. Las manos calientes correr por su pecho lo hicieron sentir extraño— ¿Salir...?

—Si, algo así —mordía la oreja de Noah mientras agarraba sus pezones de manera delicada, pellizcaba para que sus movimientos se volvieran errantes— ¿Quieres ir a pasear conmigo?

—No... —balbuceaba intentando detenerlo— Tal vez...

—¿No o tal vez? —reía al embestir su cuerpo contra el mesón de la cocina— ¿Quieres continuar? —mordió su hombro— Quiero seguir.

—Alex... —sintió cómo el otro metía la mano a su pantalón, por sobre el bóxer lo agarró fuertemente tomando el control— ¿Por qué ahora? —se sintió bien la rapidez con la que lo hizo— ¿Tan de repente?

—Ayer soñé contigo —decía la verdad—. Soñé que gemías mi nombre mientras te tocaba. —por eso había despertado tan alegre.

—Cállate... —sentía ser masturbado. Se agarró con fuerza mientras exhalaba— Alex... —se estaba mojando. Quería mojarse más. Levantó su trasero para frotarse contra el otro.

—Di mi nombre completo, Noah —puso la cara del chico en contra del mesón, jaló sus cabellos haciéndolo gemir.

—No... No voy a decirlo —quería que Alex fuera un poco más rudo, había encontrado cierto gusto a ser dominado por él. Cosa que nadie había logrado—. No.

—¿Eso crees? —le bajó el pantalón y la ropa interior en un acto frenético. Se frotaba en contra de la piel desnuda. Su trasero era brillante y lindo. Metió en medio de sus muslos su miembro— Di... Di mi nombre, Noah... —sintió que apretaba las piernas

—Tú lo estás disfrutando más... —puso sus manos en el mesón para soportar la fuerza de las embestidas— Alexander... más fuerte. —sus miembros se golpeaban una y otra vez haciéndolos rebotar. La vista de ambos era hermosa.

—Me encanta... —se agachó un poco para seguir tocándolo. Quería escuchar más su propio nombre. Adoraba lo lindo de sus respiraciones cuando estaba tan vulnerable frente a él.

—Quiero hacerlo, Alex... —lo regresó a ver. Sus ojos estaban llorosos. Tocarse era muy poco para lo que en verdad quería hacer— Quiero que lo metas —sus lágrimas hacían que Alex se pusiera nervioso.

—Mierda... —suspiró entre risas— ¿No era yo quien estaba yendo demasiado rápido?

—Vamos a hacerlo... —de alguna manera ya que recién se había dado una ducha, se sentía listo— Tengo condones en mi maleta —se sonrojó al decirlo, quería hacerlo aquella noche, pero sí podía hacerlo ahora, quería hacerlo—. También lubricante —abrió la boca y cerró sus ojos para exhalar y tranquilizarse un poco—. Quiero que lo metas.

—¿Qué tanto quieres? —mientras lo decía, lo hacía más rápido, lo besaba y lo tocaba generalmente. Acariciaba sus orejas, pasaba su lengua por su cuello y por su nuca. Lo hacía temblar. Lo hacía gemir. Lo hacía sentir bien— Te ves increíble...

—Quiero más —lloraba al decirlo—. Haz algo más —sus piernas estaban temblando.

—¿Te gusta tanto que lloras? —asintió rápidamente— Entonces voy a prepararte. —su lengua pasó desde su hombro hasta su cuello— ¿Listo? —sonrió al verlo tan rojo— Eres hermoso —esto último lo excitaba. Quería que le dijera más cosas al oído. El sexo sin conversa lo molestaba.

—Call... —Alex metió sus dedos en la boca del chico haciendo que se ahogara entre ellos y su saliva. Los sacó completamente húmedos. Tocó el trasero de Noah con suavidad

—Relájate —el otro le hacía caso mientras lo acariciaban—. Mierda, quiero meterlo. —susurró en voz baja.

—Solo hazlo, quiero hacerlo —cuando viró su rostro para verlo a los ojos, Alex introdujo sus dedos haciéndolo retorcerse y gemir—. Se siente bien... Mueve tu dedo —tanto tiempo sin sentir algo dentro lo había vuelto loco—. A la izquierda. —Alex palpaba buscando un punto diferente—. Ahí, justo ahí... —susurró sintiendo algo extraño tanto en su trasero como en su parte frontal. Su pecho palpitó mucho más fuerte al sentir la rapidez de sus dedos— Alex... toma mi mano... —llevó sus dedos a su espalda. Alex la tomó. Se acercó y lo besó sin dejar de mover sus dedos y frotar sus paredes internas.

—No me alteres demasiado, tonto. —la voz de Noah estando excitado quemaba a Alex por dentro. Quería seguir. Seguir una y otra vez.

—Hazlo fuerte, hazlo fuerte —pronunció al sentir la manera en la que los dedos de Alex se abrieron para acariciarlo más—. Alexander... —quería decírselo más— Allamand... —le gustaba demasiado sentir la humedad con la que su cuerpo se estaba fusionando en ese instante— Ya estoy bien... —quería más—. Ya puedes entrar en mi —mordió su labio—. Por favor —lo miró a los ojos—. Por favor, mételo ya.

—Eres un pervertido —respiró con fuerza, lo tomó entre sus brazos y se lo llevó a la habitación, lo lanzó sobre la cama para desvestirlo.

—Déjame hacerlo con mi boca... —ya completamente desnudo, le quitó la camiseta a Alex. Bajó el pantalón del chico y lo vio a los ojos. Estaba a punto de meter el miembro a su boca, pero quería permiso— ¿Puedo hacerlo? —aquella cara de ternura e inocencia lo mataba

—Cállate y hazlo, idiota —empujó su cabeza haciendo que lo envolviera con su boca. Subía, bajaba, usaba su lengua y succionaba la punta de manera fuerte. Lo excitaba más de lo que podía esperar— Noah... —lo veía a los ojos y se prendía todo su cuerpo. Veía cómo además de eso, tocaba su trasero para aflojarlo aún más. Estaba gimiendo mientras se ahogaba al chupar. No había palabras para describir ese sentimiento— Noah... Me encanta... —su sentimiento se cortó cuando escuchó su celular— Carajo.