Alec
Nunca en mi jodida existencia literaria me había asustado tanto por un humano, nunca, jamás, pero eso lo ameritaba, ella valía cualquier emoción que surgiera de mi sin explicación.
Verla de ese modo, casi faltándole el aire, fue y siempre será una pesadilla, creí que la perdería, me sentí inexperto por ser el único alarmado. Aunque esa tonta...«refunfuñe» Argh como no pudo decirme que era alérgica al maní, si lo hubiera sabido se lo evito a toda costa.
Los humanos son despistados, medio tontos a veces, se creen inmortales y son lo más frágil que pude haber, tan iguales a un cristal o tan simples como una flor de primavera, simples pero con una belleza algo...peculiar en sus adentros.
Estar en la gran biblioteca leyendo jamás me cansara, leer por horas, sumergirme entre tantas letras, me siento a buscar inspiración después del susto de hace unos días atrás, pero primero quiero relajar la mente, para que las ideas después pueda plasmarlas a la perfección como es debido. Tengo tres días los cuales debo pensar bien que hacer.
Como quiero que sea.
Miro la hora en la pared dándome cuenta que ya ha pasado mucho y he tenido varias hojas en mano, pero las e desechado todas en la basura, lo fácil es pensarla, lo malo es escribirla como es debido o como quiero que se vea.
Me resulta algo extraño que la molesta de ylani a esta hora no ha venido, siempre viene después de la escuela a charlar o más bien a acosarme sin secar. Sin quererlo una sonrisa me sale mientras veo esa mesa donde semanas atrás estaba sentada acosándome.
Era totalmente increíble como solo se sentaba allí a verme leer, a analizar mis movimientos y tomarme fotos.
—No tienes remedio, ylani.
Ayudo a unas cuantas personas a buscar libros y doy un tour a unos niños después que vinieron de la primaria a leer los cuentos infantiles que hay en la sección de fantasía.
—Disculpe... joven —me llama la maestra de los niños. —Me podría ayudar a leerles un cuento a los niños —carraspea —es que la garganta me duele mucho y perdón si molesto.
—No que va, no molesta —la tranquilizo —claro que les puedo leer el cuento.
—Gracias.
Me lleva a los niños y me presentan con ellos, me siento en el piso en un círculo, nunca había estado con niños humanos así que son impredecibles.
Para mí ahora me los imagino con una alerta de peligro en sus pequeñas frentes.
—Comenzamos —anuncio.
Los detallo y no pasan de cinco y seis años, las niñas me miran con sonrisitas faltantes de dientes y veo de paso a un niño sacándose un moco y luego se lo come. Eso no lo esperaba y no debí verlo. «pongo cara de asco al ver que se lo saborea».
—El cuento se llama caperucita roja... —comienzo.
—¡Maestra yo lo conozco es el novio de mi hermana ylani! —grita una niña castaña apuntándome.
Desorbito los ojos sin comprender como aquella pequeña sabía que yo conozco a ylani y como que es su hermana, como me conoce ella a mí.
Sus amigas gritan uuhh y todas se ponen rojas hablando entre eso "Su novio es lindo, que suerte".
—¿Eres un príncipe? —pregunta otra pequeña.
—Bueno... —me rasco la nuca sin saber que responderle.
—¡Siii, lo es! —habla de nuevo la que dice ser hermana de ylani. —eso convierte a mi hermana en una princesa y yo en una princesita. —alardea eufórica.
Ovaciones llegan de todo sus pequeños compañeros llenándola de preguntas de ser princesa.
No sé dónde esconderme cuando las niñas se me tiran encima abrazándome y pidiendo que las vuelva princesas a gritos y suplicas. Trato de levantarme, pero ellas no hacen el intento de moverse ni un poco, la maestra fue quien logro quitármelas de encima.
Después de tanto ataque la maestra las controlo y pude leer el cuento a gusto excepto por la hermanita de ylani, termine e hice preguntas y todas las habían respondido, pero la mayoría fue la hermana de ylani la cual dijo su nombre con altanería y agregándole un...Soy hermosa con un beso que llamó estilo princesa.
Reí y sonríe y las niñas suspiraron. Mejor dejo de hacer cosas frente a ellas.
Ya todos se estaban yendo menos esa pequeña revoltosa que me miraba sebera, no parecía una niña de su edad aparenta actitud de adulta.
—No es lindo que no cuides de tu princesa —me regaño con brazos en jarra.
—¿Qué quieres decir pequeña? —me agache a su altura.
—Ylani esta...
—Lía —la llamó la maestra interrumpiéndola —chocolates.
Solo fue mencionar la última palabra para que la pequeña corriera rápido haciendo ondear su vestido azul y olvidándose de lo que me quería decir.
Me pase el día esperando, y no se esperando que o tal vez si sabía estaba esperando a alguien.
¿Qué me ha pasado?
Tan solo era el segundo día y ya tenía la trama y todo hecho solo era entregarlo para el tercer día y esperar la respuesta aunque con todo el desastre de la desaparición del sello dudo que tengan cabeza para nosotros los cursantes en estos momentos.
Escuche historias sobre aquel sello, es hecho de una piedra y almas blancas desde más allá, por el podemos vivir de nuevo los que morimos para poder repetir la escena, y también mantiene todo nuestro mundo como un secreto bien guardado y un orden en las energías, las guarda pero...en manos equivocadas pueden ser consumida teniéndonos así en sus manos.
Teniéndonos de esclavos de lo que esa persona escriba o lo que el demande, a quien quiera ejecutar.
Necesito alejar esos pensamientos preocupantes a como dé lugar. Así que salgo a la escuela de ylani a esperar a que salga de ella.
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