Artemis

Dicen que antes de caer, los reinos huelen a ceniza.
No la del fuego, sino otra, más fina.
La que se cuela en los sueños rotos.
La que se posa en la lengua de quienes ya no tienen nada que decir.
La que convierte la infancia en ruinas antes de tiempo.
Yo lo supe.
No por visiones, ni magia.
Lo supe porque algo en mí empezó a apagarse.
Y aún no sé si fue tristeza, miedo... o el principio de otra cosa.

A veces, cuando el mundo calla, oigo ese silencio otra vez.
Ese que envuelve todo como niebla espesa.
Ese que se parece demasiado a mí.
No tengo grandes respuestas.
Ni una historia gloriosa que contar.
Solo un nombre. Una edad. Un cuerpo que ya no siento del todo mío.
Me llamo Artemis.
Y esta es la historia de cómo empecé a olvidar quién era.
Y de cómo, sin saberlo, empecé a ser otra.