Prólogo

Prólogo

Aeropuerto de Sidney

En estos días mamá nos había comentado sobre que había estado conociendo a un hombre, decía que era un poco más mayor que ella, pero que vivía en unos de los mejores barrios, empezaba a odiarlo y no lo conocía, su nombre era Gorge Hank, no tiene hijos, quién diría que mi madre iba a serle infiel a mi padre con un soltero que le sacaba como veinte años y encima de Australia y después aceptar irse a vivir con él y divorciarse de mi padre, que dejaríamos nuestra casa de Canadá para mudarnos a Australia, la idea no me parecía buena, odiaba empezar en un sitio nuevo y hacer nuevos amigos, creo que nos pasa a todos pero más a mi.

Mi hermana mayor Debora, ella siempre es la que se adapta más rápido, yo soy la que más tarda, pero tengo mis motivos, odio los sitios nuevos, pero tenía que darle nuevas oportunidades a la vida, hasta que tenga la mayoría de edad, cuando cumpla los dieciocho me volveré con papá a Canadá.

Mientras mi madre y mi hermana hablaban, yo estaba despistada intentando conectarme a alguna red de wi-fi, necesitaba hablar con papá antes que mi madre me cambie el número de teléfono, de repente escuche el rugido de un coche que podía deducir que debía ser un coche lujoso, al levantar la mirada pude ver un 4x4 grande acercarse a nosotras, mi hermana y yo miramos el coche con los ojos bien abiertos, del coche sale un señor, con cabello castaño y algo grande, parecía el típico sugar daddy que salía en los libros o en las películas de adolescentes.

Mi madre fue a saludarle, nosotras nos quedamos en nuestro sitio, mi hermana fue la que reaccionó mejor, le dedicó una sonrisa al señor Hank y le dio un gran abrazo, yo por mi parte solo le dedique una sonrisa de boca cerrada, no me apetecía conocer a mi futuro “padrastro”, mi madre me miró con cara incrédula, aunque me mirará con esa cara no iba a hacer nada más. 

Gorge agarro todas nuestras maletas para ponerlas en el maletero de su gran coche caro, al subir al coche mi hermana se quedó paralizada, por dentro los asientos eran de un color crema, también tenía una ventana de cristal tintado en el tejado del auto, unas luces de colores que rodeaban los asientos.

—Que chicas, ¿están listas para la nueva etapa?— nos dice nuestra madre emocionada.

—Sí, estamos listas, seguro que aquí cumpliremos todas nuestras metas y sueños— contestó mi hermana eufórica.

Yo no dije nada, preferí concentrarme en comunicarme con papá y escuchar música, mi madre no insistió en nada, su cara cambió a una mueca de decepción, mi hermana me dió un leve golpe en el hombro, ella sabía que no me hacía ni pizca de gracia ese señor.

¨

Al llegar a la casa me la esperaba más bonita, pero era muy americana, eso que ahora vivíamos en Australia y no tienen nada que ver, es algo grande, con un parking y una especie de parque para niños, al entrar todo estaba decorado con muebles en blanco y negro muy minimalista para mi gusto, mientras mi madre y mi hermana contemplan la casa yo solo me limito a preguntar

—¿Hay Wi-fi? Quiero hablar con mi padre

—Hija ¿podrías ser más educada y dejar a tu padre? ya le envié un mensaje hace rato diciéndole que hemos llegado 

—Marie, deja que Mika se comunique con su padre, es normal que lo extrañé, ven Mika te pasaré la contraseña del WI-FI

Gorge me paso lo que era la contraseña, cuando ya la tuve lo que hice directamente es llamar a mi padre, me alejé de esos tres para tener algo de privacidad aunque Gorge no me iba a entender porque no hablaba francés, mientras hablaba con mi padre, pude contemplar dos chicos en su jardín trasero jugando al volley, me los quedé mirando un buen rato hasta uno de los dos miró hacía mi dirección, pude ver que eran unos gemelos, tenían el pelo castaño, su piel parecía de porcelana con algunas pecas que les daba un toque algo infantil, pero la diferencia entre ambos era que uno tenía el tatuaje de stitch y el otro tenía el de pikachu, sus ojos eran de color azules verdosos creo no lo podía ver mucho, me ponian algo nerviosa sus ojos, eran como un cielo que te sonreía, un mar calmada que daba paso a unas vacaciones agradables, pero eran unos ojos que no me hacía ilusión seguir mirando, no sabía como me había podido fijar en todo eso, ya que al ser miope y solo llevar mis lentillas que no servían de mucho porque no tenían mi graduación, me era dificil ver a lo lejos.

—¿Mirando a los nuevos vecinos?— mi hermana aparece por detrás, asustandome.

—Solo me dio curiosidad, son unos gemelos pero no se parecen mucho.

—Bueno pero están buenos igualmente, aunque parecen ser más pequeños que yo o no se, espero que no, quiero tener un lío legal.

—Tu callate, para ti todos son solo billetes y lujos.

—Bueno, dice Gorge que vayamos, nos van a mostrar nuestras habitaciones— dijo dejándome sola mirando a esos hermanos.

Primero mostraron la habitación de mi hermana, ella quedó enamorada de toda la decoración y más del closet, no entendía aquella emoción por un armario con ropa, como si fuera especial eso, siempre me pregunté si de verdad éramos hermanas, pero bueno cada loco con su tema.

—Guau me encanta Gorge, no debiste esforzarte tanto— dijo mi hermana emocionada y abrazando a Gorge.