Capítulo 6

Siento mi alrededor dar vueltas, al mismo tiempo experimento una descarga de adrenalina pura. Al abrir los ojos por completo veo que me encuentro sentada en una enorme montaña rusa, estoy a punto de gritar cuándo noto que alguien posa su mano sobre la mía.

No tengas miedo, déjate llevar, yo estaré contigo hasta que esto acabe – Dijo el chico de los ojos azules, se encontraba sentado a mi lado reflejando una serenidad inexplicable.

Odio las montañas rusas, odio las alturas con toda mi alma y él lo sabe perfectamente. Sospecho que por eso sonríe como un niño pequeño que acaba de hacer una maldad. El juego se me hace eterno, en cada bajada casi tengo un infarto.

No sea exagerada señorita – Dice, mientras me ayuda a bajarme de la atracción. – No ha sido tan malo, incluso en una ocasión vi cómo se te escapó una sonrisa.

Muerdo mi labio inferior, una manía que aparece cada vez que me atrapan tratando de ocultar algo. Mi miedo a las alturas es inexplicable, de pequeña mis padres trataron de ayudarme a superarlo, con ayuda profesional y todo lo demás. Pero cada intento fracasó.

Azul, le diré así para abreviar la explicación de quién es. Toma de mi mano y me guía hasta un puesto de helados, dónde pide nuestros sabores favoritos. Mientras observo la escena no puedo dejar de pensar en lo mucho que desearía vivir esto realmente y no en un simple sueño.

Princesa ¿está todo bien? – Debo de mirarlo extrañada porque sigue hablando. – ¿Acaso ocurrió algo allá afuera y no me quieres contar?

Es inútil tratar de esconder mis emociones, al menos con él. Desde el primer instante, bueno primer sueño, logra descifrar a través de mis ojos, cada una de las cosas que siento. Me mira atento, sé que está esperando una respuesta y no dejará de insistir hasta obtenerla.

Joe y yo terminamos o eso creo – Un suspiro escapa de mis labios al recordar la mirada de Joe antes de marcharse.

Aún perdida en mis pensamientos puedo divisar una fugaz sonrisa que aparece en sus labios. Sé que se alegra un poco de ésta situación debido a que sentía celos de Joe. Sin embargo, ambos sabemos que es una misión imposible coincidir en el mundo real, razón por la cual ambos habíamos decidido tratar de continuar haciendo nuestras vidas sin pensar en nuestros respectivos intrusos nocturnos.

¿Cómo te sientes respecto a eso? Y ni siquiera pienses en mentir pequeña, sabes muy bien que no puedes engañarme – Dijo amenazándome con la mirada.

No lo sé, una parte de mí se siente aliviada de no tener que fingir delante de todos, pero la otra parte se preocupa enormemente por Joe, sé que debe de sentirse mal y esta vez no hay nada que yo pueda hacer para aliviar el daño causado, lo cual me está matando – hablo rápidamente sin despegar ni por un solo segundo mi mirada de sus ojos.

Entiendo – suspira mientras empieza a caminar en dirección al muelle. Lo sigo en silencio, comiendo del helado que compró, absorta en mis pensamientos hasta que él rompió el silencio.

Desearía estar cerca de ti, poder verte en persona, aunque sea una vez. Abrazarte, llevarte a cenar, ir al cine, obligarte a subir a la montaña rusa, aunque luego me odies por eso, poder ser el causante de tus sonrisas y apoyarte en cada uno de tus días malos – Su voz se quebraba con cada palabra, entiendo perfectamente cómo se siente pues me sucede lo mismo.

Imaginar al chico de los ojos azules, abrazando a otra chica, saliendo con ella, y haciendo todo aquello que nosotros no podemos. Me destroza en miles de pedazos y me hace dudar de todo esto, en más de una ocasión he pensado “todo esto será real o solo lo estaré imaginando y me habré vuelto loca”.

Ninguno de los dos dice nada más, los centímetros que nos separan son pocos, y por primera vez en todo este tiempo decido dejar de analizar todo tratando de descifrar si es real o no. Me acerco a su espalda, lo abrazo tan fuerte como puedo.

Las palabras escapan en forma de susurro rápidamente de mi boca al sentir ese cosquilleo que indica mi salida. “Te amo” es todo lo que alcanzo a decir.