Sobre el viejo cántaro
de un viejo jardín,
una pequeña hada
danzaba sin fin.
Melancólico a lo lejos
la observaba un sapo,
"¿Quien tuviera la gracia de dicha
hada?" murmuró la golondrina
volando alrededor
El sapo solo movió los ojos de arriba hacia abajo
mientras el hada sonreía
dichosa y orgullosa
ante la exclamación de la golondrina.
Era claro que ninguna hada
podría superar su danza, ni
su gracia ni su belleza.
En eso el sapo saltó y de
un solo bocado se tragó
a la pequeña hada,
la golondrina atónita
se alejó "mas vale ser
humildes en este mundo,
si no quieres que te trague
el inmundo orgullo"
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Editado: 24.06.2024