¿Y si pido perdón?

-Ven acompáñame- dijo mi representante y salió de la sala, yo lo seguí sin reprochar, mientras nos dirigimos por el pasillo vi a un par de paramédicos, llevando una camilla, sí habían llamado a una ambulancia y se estaban llevando a James. Aceleramos el paso y logramos alcanzarlo, entonces mi representante lleno de humildad dijo - No se preocupe señor, todo va a estar bien, lo llevaremos al hospital- luego se giró hacia mí y me tomo por el brazo acercándome a la camilla -Ella es Sarina, la estrella de nuestra agencia, acaba de llegar y con gusto lo acompañará hasta el hospital- esperen esperen, ese tono era el noto que mi representante usaba siempre que se encontraba con una persona de mayor rango, alguien con gran importancia, en ese momento caí en cuenta ¿James era el nuevo inversor? ¿Y encima tenía que acompañarlo al hospital? De pronto sentí una gran agitación, sentía que me faltaba la respiración, mire a James, su rostro estaba lleno de dolor, me miraba fijamente mientras se mantenía en silencio. Eso fue como darme una bofetada de frente, todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas en mi cabeza y mi vista se nublo, sentí que caía pero mi representante logró atraparme en el aire -Cálmate, todo está bien, que te sucede- me dijo preocupado, pero mi mente estaba inundada de remordimiento. Soy una tonta, no debí haber hecho eso ¡¡AHHH!!... 

Por suerte al ver mi estado, decidieron que lo mejor seria que no acompañará a James y me llevaron a la oficina para que me tranquilizara, después de beber un poco de agua y descansar un poco logré controlar mi cuerpo, cuando ya estaba más estable decidieron suspender todas mis prácticas y me pidieron que vaya a casa a descansar. Tal Vez pensaron que mi malestar se debía a la fatiga y el exceso de trabajo, claro ellos ignoraban el hecho de que yo era la culpable de lo que le pasó a James pues  al parecer él no les había dicho ni una sola palabra acerca de lo que sucedió, bueno como lo iba a decir si el pobre estaba muriendo del dolor. No sabía si alegrarme o llorar por lo sucedido, una parte de mi sentía culpa y remordimiento, pero la otra sabía que se lo merecía y se negaba a aceptarlo. Sin embargo, era cierto que debía buscar una forma de arreglar las cosas antes de que me condenen, tenía que buscar una forma convencer a James que me perdone, todo estará bien si pido perdón ¿cierto? ¿Y si le cantó una canción?  incluso puedo darle un mini concierto para que me perdone. 

Esa noche no pude pegar mis ojos, daba vueltas y vueltas tratando de organizar mis pensamientos pero era inutil, los sucesos de aquella tarde se arremolinaban en mi mente, que en un punto parecían ser un sueño lejano, un sueño que de seguro olvidaría al despertar. 

Después de lo parecía haber sido una eternidad, el cielo comenzó a teñirse de azul nuevamente, disipando la oscuridad de la noche y era hora de comenzar un nuevo día. Me miré al espejo y con horror vi mi rostro demacrado, por dios no podía mostrarme así ante los demás, no podía parecer más cansada luego de que me enviaron a descansar por que si lo hacía de seguro me inundarían  con sus preguntas y no estaba de humor como para aguantarlas, así que prefería evitarlas por completo. Rápidamente me di un baño y arreglé un poco mis fachas, cuando estaba bastante presentable… adivinen qué… recibí una llamada de mi queridísimo, diciendo que me preparara para visitar a nuestro estimado inversor, bueno sabía que no podía evitarlo para siempre, era ahora o nunca tenía que asegurarme de que no dijera nada, además eso era algo personal que nadie tenía por que enterarse.

Saben qué fue lo bueno de esa situación, pues que pude seguir la dieta sin ningún esfuerzo, ya que tenía un nudo en mi estomago que me quito las ganas de probar algún bocado. Antes de que llegara mi representante me armé del valor suficiente para enfrentarme a James y baje a esperarlo en el estacionamiento, pero cuando llego me enseñó algo que me dejó atónita, un pequeñísimo detalle que no tuve en cuenta, algo que simplemente terminó por condenarme y arruinó mi plan. .