IX. "Monte y hogar"

"Escapando de la ciudad, tomadas de la mano, solo pasando el rato"

Te amo con la esencia misma de mi existencia, de manera que si mi corazón se apaga o mi mente se desvanece, mi amor por ti seguirá brillando como una estrella en la oscuridad.

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Me escapo de la prisión de mi presente y me adentro en un pequeño monte, donde un árbol centenario me acoge con sus brazos. Apoyo mi espalda en su tronco y dejo que mi mente vague por un futuro que podría haber sido nuestro.

Podríamos haber tenido un refugio idílico en la montaña, un lugar apartado donde el mundo exterior se desvanece y solo nosotras existimos, rodeadas de silencio y serenidad.

Nos perderíamos en conversaciones sobre tus libros favoritos, disfrutaríamos viendo a Timothée Chalamet en la pantalla, nos dejaríamos llevar por la música de tus discos favoritos y probaríamos nuevos tintes de cabello juntas.

En mi mente, la mañana se despierta con tu presencia a mi lado, tu cabello caído en tu rostro como un velo de seda que enmarca tu belleza, y yo, perdida en la contemplación de la chica que tiene todo lo que mi corazón siempre deseó, todo lo que siempre soñé.

En otra vida, todavía me habrías llamado la atención. En otra época, en otro lugar, todavía te habría elegido, incluso si nos hubieramos encontrado en una calle en 1950.

Toma mi mano, preciosa, y saltemos juntas al abismo de la imaginación. Dejémonos llevar por el conejo delante de nosotras, encontremos el país de las maravillas en el monte y construyamos nuestro hogar juntas. Dejemos que los fantasmas nos encuentren mientras vivimos nuestra propia aventura.