¿Final?

Días después, Liam y Leo abandonaron la casa. Las autoridades nunca encontraron rastro de Elara. La casa de la colina volvió a su silencio, pero era un silencio diferente, cargado. Las grietas en la pared de la cocina permanecieron, y a veces, muy sutilmente, parecían palpitar con una luz tenue.

Liam nunca dejó de buscar respuestas. Años más tarde, ya un hombre mayor, Leo regresa a la casa, atraído por una fuerza que no comprende. Encuentra el diario de Annabelle y, junto a él, un nuevo cuaderno, con la caligrafía inconfundible de su madre. Las primeras páginas están en blanco. Pero en la última, escrita con trazos firmes, una sola frase:

"El umbral se ha invertido. Ahora yo observo. Y espero."

Leo levanta la vista hacia las paredes de la casa, y por primera vez, no siente miedo, sino una extraña sensación de familiaridad, como si una parte de su madre siguiera allí, no como una víctima, sino como algo… nuevo. ¿Se había convertido Elara en parte de la casa para protegerlos? ¿O se había transformado en algo más, una nueva guardiana, o quizás, una nueva conciencia dentro de la vieja entidad? La casa sigue en pie, y el ciclo, aunque alterado, parece lejos de haber terminado. Las preguntas resuenan, más profundas y perturbadoras que nunca.