capitulo 16

-No me está diciendo la verdad –dijo Shay –lo que paso anoche fue fantástico. Te sentir estremecerte una y otra vez en mis brazos. Dijiste mi nombre muchas veces mientras nuestros cuerpos iban juntos a la cumbre del placer. Por favor dime la verdad.

-Ya te la dije –insistió –si no la quiere creer, no es mi problema.

Shay camino por el lugar durante unos momentos. De repente le sonó el celular. Ante de contestarlo soltó una maldición y le hablo a Emily.

-Esto no se queda así. Tenemos que hablar y me dirás la verdad.

Shay salió de la habitación contestando la llamada. Emily solo tuvo fuerza para acostarse en su cama, abrazar su almohada y llorar desgarradoramente.

Ya estaba le había dicho a Shay que lo de la noche anterior no había significado nada…así protegería un poco su corazón, así Shay sabría que lo que se proponía no la había afectado en lo más mínimo. Su orgullo estaba a salvo.

No supo cuánto tiempo permaneció llorando. Volvió a la realidad cuando una suave mano le toco el brazo.

-¡Emily, por Dios! ¿Por qué lloras así? –pregunto Lucy con preocupación sentándose junto a ella.

-Tú lo sabía, Lucy –dijo ella entre lágrimas –sabía lo que Shay planeaba y no me dijiste nada.

Lucy bajo el rostro con gesto culpable.

-Perdóname. Ella insistió tanto… y le dije, le advertir que no lo hiciera, pero es tan terca. ¿Ya hablaste con ella?

-No, no quiero –dijo ella.

-¿Entonces cómo te enteraste?

-Porque te escuche hablando con ella en la cocina.

-¡Por Dios! –Dijo Lucy angustiada –se cómo te siente. Pero debe hablar con ella.

-No, no lo hare –dijo Emily con terquedad.

-Emily, huir no es la manera de solucionar los problema. Debes de hablar con ella para que te explique porque lo hizo.

Emily sabía bien porque lo había hecho, sin embargo, su madrastra tenía razón. Debía hablar con Shay y dejar todo claro.

-Tienes razón –dijo Emily –tengo que buscarla y hablar con ella.

-Me temo que tendrá que ser mas tarde, tuvo que salir a recoger no sé qué encargo.

Emily insistió. Eso le daba tiempo para serenarse y planear muy bien lo que le iba a decir. Lucy la dejo sola y la joven se dedicó a concentrarse para hablar con Shay, para decirle lo que pensaba de ella y para hacer acopio de todos sus valores y expresarle que lo que le había hecho no le afectaba en absoluto.

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La cena de nochebuena no estaba siendo nada fácil, y Emily adivino que el día siguiente, a la navidad, tampoco lo seria. No quería que lo que le había pasado con Shay interfiriera en la felicidad de su padre y Lucy. Así que decidió fingir alegría, un fingimiento que muy seguramente no podría sostener por mucho tiempo.

Antes de la cena, no había podido hablar con Shay, pues volvió justo a unos minutos ante de sentarse a la mesa con todos. La charla fue amable y casi siempre dirigida por Eduardo y Lucy que parecía no notar el ambiente entre Shay y Emily.

-Bueno, yo los dejos. Mi pie aún está un poco adolorido –dijo Eduardo –Buenas noches y feliz navidad.

-Yo voy contigo –dijo Lucy.

Después de que Lucy y Eduardo se despidieron de las jóvenes, Shay se acercó a Emily.

-Ahora si vamos hablar –le dijo.

-Si –dijo ella –terminemos con esto de una buena vez.

En silencio se dirigieron a la sala, completamente iluminada por las luces navideñas del árbol. Era una sala hecha para compartir el amor y el calor de un hogar, no para discutir, pero Emily sabía que era una discusión lo que se avecinaba. No quiso sentarse y ella tampoco lo hizo.

-¿Qué te pasa? –pregunto Shay.

-Ya se la verdad –dijo ella sin vacilar, sin tartamudear y aparentando una calma que no sentía –sé que me engañaste.

Shay la miro y Emily vio que su mirada tomaba un tinte de culpa.

-¿Cómo lo supiste?

-Te oí esta mañana en la cocina con Lucy –dijo ella.

-Por eso estaba tan enfadada cuando fui a verte, por eso había llorados.

Ella se giros para que Shay no notara que las lágrimas inundaba de nuevo sus ojos. Por más que se preparó para no llorar, no lo logro.