Mi verdadera obsesión

Tras el divorcio de su pareja, a Alan no le queda otra que intentar vivir, recogiendo los pedazos que quedaron de cinco años de matrimonio. Los recuerdos duelen, y más una promesa de amor que no se cumplió, de un matrimonio prohibido entre dos alfas.

Pero no se esperaba que el omega que se entrometió en su matrimonio aun tiene algo más que decir.