Atrapada Sin Querer

Capitulo 1

—Cariño apresúrate que vamos a llegar tarde. —No puede ser posible que Juan David este llegando tarde de nuevo. Debíamos ir a casa de su madre para celebrar el cumpleaños de su abuelito.

—Ya voy amor, estoy a una cuadra.

Finalmente lo puedo ver frente a mí, guardo el teléfono en mi bolso. Cuando llega a mí lado se acerca y besa mis labios con dulzura.

—Deja de distraerme tonto, ya es tarde —rio dándole un manotazo suave en su brazo.

—De acuerdo, vamos —Pega sus labios a los míos una vez más—, pero cuando lleguemos a casa no te daré tregua. —Muerde mi labio y empieza a reír divertido.

—¿Que voy a hacer contigo pervertido? —respondo moviendo la cabeza de un lado a otro sin poder dejar de sonreír.

—Amarme hasta el fin de tus días —Agarra mi mano y entrelaza nuestros dedos.

—No me queda de otra, así que acepto —Sujeto su mano y lo jalo para que camine a mi lado.

******



 

La cena transcurre con tranquilidad, siempre me había llevado muy bien con su familia así que es una linda tarde.

Hace poco más de dos años y medio que estaba saliendo con Juan David. Desde el momento en que lo conocí me sentí perdidamente enamorada de él. Tenía una cara de niño que me encantaba y amaba cada aspecto de él.

Hace unos seis meses habíamos decidido vivir juntos, sabía que estábamos tomando un paso importante con mucha rapidez. Pero siempre se sintió bien, desde el día en que empezamos a vivir juntos todo fue muy natural.

—¿Mañana a qué hora trabajarás? —me pregunta mientras se sienta en la cama frente a mí, agarra la botellita de crema que tengo en las manos, la abre se echa un poco en los dedos luego agarra mi mano y la esparce haciendo masajes en ella, luego repite la acción con la otra mano. Miro embobada todo lo que hace, Juan siempre tiene esos gestos conmigo, está pendiente de mi todo el tiempo y siempre con una sonrisa en el rostro.

—Gracias —me acerco y le doy un beso—. Mañana entraré a las nueve de la mañana tengo que presentar el proyecto a Sofía. Ojalá le guste y lo acepte.

Es el primer proyecto que tengo a mi cargo, en otros solo había estado de asistente. Pero ahora mi jefa me había dado la oportunidad para ser yo la encargada.

—Yo si saldré temprano —Se sube a la cama y se acomoda a mi lado—, recuerda que mañana debo ir al aeropuerto a recoger a mi primo. Lo dejaré en casa de mis padres y de ahí me voy a la oficina.

—¿Te parece si nos encontramos para comer?

—Contigo siempre amor, ahora ven aquí —Me jala y me acurruco en sus brazos. Me siento feliz y protegida a su lado—. Hasta mañana amor —Sus labios se posan sobre mi frente dejando un suave beso, mis ojos se cierran automáticamente.

—Hasta mañana cariño —Lo abrazo con fuerza—, sueña bonito.

—Soñaré contigo entonces.

Suelto una risita y me dejo vencer por el sueño.

******



 

Siento una caricia en mi cabeza, cuando abro los ojos aún esta oscuro, pero Juan David está sentado en el borde de la cama a mi lado. En cuanto me ve despierta me regala una de sus dulces sonrisas que tanto me gustan.

—¿Qué hora es? —bostezo acomodando mi cabeza en la almohada.

—Son las seis y treinta de la mañana, debo recoger a Alonso —Se acerca y me da un beso en la frente—. Descansa mi amor, aún es temprano para ti.

Se vuelve a sentar derecho, pero lo jalo para tenerlo pegado a mí.

—No quiero que te vayas, bebé —le digo con voz de niña. Sé que le gusta que le hable de ese modo. Además, tengo derecho a engreírme ¿Verdad?

—Tengo que hacerlo bebé —responde en el mismo tono que el mío. Luego ríe y me da un casto beso en los labios—. Debo irme amor, nos vemos más tarde y te deseo mucha suerte, estoy más que seguro que ese proyecto será tuyo —Camina hasta la puerta—. Eres la mejor, incluso mejor que yo —Me guiña un ojo riendo—, hazme sentir orgulloso.

—Te amo —le digo mirándolo.

—Yo te amo más —Me sonríe y desaparece por la puerta.

******



 

Son las ocho en punto de la mañana cuando decido ponerme en pie. Me pongo algo decente para ir a la oficina.

Soy arquitecta al igual que Juan David, y fue en la universidad que nos conocimos. Ahora ambos trabajamos para una compañía de arquitectos.

Cuando llego a la oficina dejo mis cosas y me acerco a la oficina de mi jefa.

—Sofía, buenos días —Me siento en la silla frente a su escritorio. Sofía Olivos es la directora de la compañía, es una persona demasiado amable y comprensiva. Tiene unos 35 años, y desde que entré a esta empresa he aprendido muchas cosas de ellas. Sofía es una artista cuando de hacer planos se trata, tiene una habilidad nata para esto.

—Hola linda —Me saluda dejando los papeles—, dime que tienes listos los planos para el proyecto del señor Mendoza.

—Si, precisamente vine a mostrártelos —Le extiendo el portaplanos y los saco estirándolos sobre el escritorio.

Sofía analiza los planos, me señala lo que ella cree que debería cambiar y me alaba lo que le ha parecido bien.

—Arregla esos detalles y me lo vuelves a presentar. Pero desde ya te digo que el proyecto es tuyo. Felicidades, Vanessa, te lo mereces.

—¡Muchas gracias, Sofía! —Me levanto y me acerco a ella para abrazarla.

—No me lo agradezcas, es todo mérito tuyo —Me abraza—. Se que no me decepcionaras.

Agarro mis planos con emoción y los guardo

—Ahora ve a trabajar.

—Si, jefecita —Le hago un saludo estilo militar y salgo de su oficina riendo.

******



 

El día pasa con rapidez, mi barriga me gruñe, miro la hora en mi celular son la una en punto de la tarde. Agarro mi cartera y mi celular.

Le escribo un mensaje a Juan diciéndole que ya estoy en camino al restaurante en el que solemos almorzar juntos en nuestra hora de almuerzo, nos queda a mitad de camino de nuestros respectivos trabajos.




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