Capítulo VII: Etapa Oscura

Cuando me enteré del significado de la palabra puta me dio mucho asco, pero lo repetían tanto que alguna vez le pedí perdón a dios y recé para que no lo dijeran más. Cómo le rogué, imploré y supliqué a dios para que me ayude, que no me deje sola y que, por favor, todo terminará pronto, estaba muy cansada más de cinco años con la tortura del acoso.

Dios nunca me escuchó o quizás sí, pero su respuesta siempre fue negativa.

Los días, los meses y años siguieron su indetenible camino, nada cambió respecto a la casa de al lado. Lo único diferente fue que la adolescencia llegó y tuve cambios emocionales, físicos, de pensamiento y espirituales y esos cambios fueron material y motivos para intensificar el acoso. Fue una etapa oscura, lo admito, día con día parecía perder el alma, cada vez que llegaba a la esquina para doblar a la recta de mi casa era significado de entrar en pánico, perder el aliento y la respiración. Había días que caminaba a casa, rendida y con poca fuerza y esas mujeres aparecían, pero no escuchaba lo que decían porque estaba adormecida como muerta en vida, mi tristeza era más grande así que aquellas voces pasaban a un segundo plano. Fue una etapa en la que mañana, tarde y noche suplicaba por que apareciera alguien y me salve, lo esperaba con ansias, deseaba con gran desesperación que llegara una persona a rescatarme. Mi padre no era opción porque siempre fue un cobarde, quién sea estaba bien, pero que me saque de esa oscura realidad y me regale un poco de tranquilidad.

Esa persona nunca llegó, nadie vino a salvarme así que, me resigné.