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Sídney, Australia al 29 de Junio del 2012.

Roger.

Mamá quiere que salga de mi habitación, ella no me entiende, me siento segura aquí, como si fueras tu quien me sostuviera entre sus brazos, alejando mis miedos, pero solo es la chamarra que nunca te entregue.

La misma que era tu favorita, esa que usabas todos los días hasta que se "desapareció" mágicamente, la misma que me recuerda tu olor y tu calor.

No puedo olvidar tu rostro al verme usarla después de que no la encontraras.

«- Debí imaginarlo, Lena, consérvala, se te ve bien, pareces una pequeña habita con ella, te vez adorable.» Me dijiste con una de tus hermosas sonrisas.

«- De todas formas no te la iba a regresar.» Conteste mirando esa chispa en tus ojos.

¿De qué manera lograste meterte tanto en mí corazón? ¿Acaso me hiciste un amarre?

Nadie entiende que no puedo superarte, dicen una y otra vez que eso no debe detenerme, que era lo mejor para ambos, que nos hacíamos daño una y otra vez.

Pero me da igual, de hecho, todo lo hace.

Lena.