Capítulo 21: Colegio

La pelinegra le vio intentando mantener disimulada su sorpresa, ya que en ningún momento se le ocurrió que el pelinegro podría tener esa clase de talentos.

Antes de procesarlo, se vio a sí misma tomándole una foto, una que salió bastante bien, había sido una captura totalmente natural.

Más tarde, se la enseñaría a Lizzy, la cual en su emoción la delataría. Luego de ello, le crearían una cuenta en Instagram a este, una la cual sería llamada: sugar_09.

***

Desesperado sería una palabra que le habría quedado muy corta al peli-rosa. Agarra su cabello entre sus dedos y lo jala con fuerza, importándole muy poco el dolor en su cuero cabelludo. Antes de darse cuenta se encontraba hiperventilando y sollozando en el suelo. Preso de un ataque de pánico que llevaba tiempo sin sufrir.

Pudo sentir después de lo que le pareció horas unos brazos posarse bajo sus axilas, y luego de ello, fue levantado del suelo.

Tardó unos minutos antes de reconocer que quien lo hacía era Nam Joon. Le dirigió una mirada llorosa, cargada de dolor.

-Lo he perdido, he perdido el collar- articuló soltando nuevamente en llanto, había perdido algo muy importante para él, aquello que le unía al único familiar suyo que sabía que tenía, pero no sabía cómo era. Ese collar, era de su madre, y lo había cuidado por tanto tiempo que ahora al perderlo era como si le hubieran dado la peor noticia.

Dolía, dolía demasiado perder lo único que los mantenía en contacto.

Nam Joon lo abrazó con fuerza.

Podía entender su dolor, había convivido con él por muchos años y sabía la importancia que el collar implicaba para él. Sabía, que el menor todavía no podía procesar el asalto sufrido la noche anterior cuando fue a dejar uno de los pedidos a pie.

Le habían robado su dinero, un anillo que se había comprado hace un tiempo, su mejor abrigo, que a pesar de no ser caro aparentaba serlo -y no es que lo usara para presumir, lo usaba debido a que era muy cómodo y caliente, sobre todo en las noches frías-sus zapatos, su pantalón -lo cual todavía no entendía- y su objeto más valioso, su collar.

El mayor había quedado en un estado de shock tras suceder eso, y luego de una hora en que no llegaba, le había buscado por todos lados, completamente desesperado. Y luego de ver algunas cuantas personas chismosas reunidas, le había encontrado acurrucado contra una pared, tenía sus piernas juntas, sus uñas se encontraban clavadas en su cabeza, un tanto enredadas entre su cabello.

Su mirada estaba perdida y sus ojos llenos de lágrimas, las cuales en su gran mayoría habían bañado sus mejillas. Su expresión mostraba pánico.

Realmente le dolió ver la fuerza en la que sus dientes hacia presión.

Dándole unas cuantas miradas de molestia a las personas que se encontraban allí, se agachó frente al mayor y susurró su nombre de forma cariñosa, mientras lo tomaba con delicadeza de los hombros, el menor no reaccionó, pero, le sintió temblar bajo sus manos.

Eso le rompió el corazón.

Se quitó su abrigo y se lo colocó, sabía que no podría cubrirle mucho, pero esperaba que de algo sirviese.

Contuvo el aliento un tanto nervioso, esperando -suplicando- que el mayor no entrase en pánico.

-Tranquilo, todo estará bien.

***

María era bastante inteligente, eso nadie lo podía negar, pero como toda persona, siempre habría algún tema que le sería complicado de entender, y en su mayoría lo era las matemáticas, ya que era un tanto diferente de como ella lo había visto en su antiguo colegio. Y eso aplicaba también para la castaña, que no importaba donde fuese las matemáticas se le daba bastante mal.

Y Yoongi, era bastante bueno en prácticamente en todo. Y Lizzy tras notar esto, no había tardado en pedirle al pelinegro que les ayudase a ambas. Lo cual sin duda les ahorraría el gastar dinero en un profesor particular.

El pelinegro realmente deseaba ir al colegio, y ahora que tenía uniforme, era un tanto tonto decirle que no. El problema era sus papeles.

¿Había algo que demostrase su existencia?

Realmente quería hacer amigos, porque…eso hacían los humanos, ¿no?

Había ido justo donde la castaña le había dicho que posiblemente podría conseguir lo que necesitaba, no obstante, a poco de entrar, una mano se interpuso entre él y la puerta que tenía que pasar.

Frunció el ceño apretando el folder en sus manos.

Un pelirrojo le daba una mirada bastante alegre, en cierta forma esperanzadora.

-Aquí tengo tus papeles de transferencia. – le informó sin borrar su sonrisa antes de entregárselo.

- ¿Cómo sabías que necesitaba esto para ir al colegio? - preguntó el pelinegro con un tanto de desconfianza.

-Bueno, es cierto que no sé ciertas cosas, pero a parte de eso, conozco casi todo. ¿Así que acéptalo, de acuerdo? Dámelo, al fin de al cabo solo necesitamos documentos comerciales.