Prólogo

Una brisa cálida inundaba mis fosas nasales mientras la tinta negra desaparecía de mi piel, la pluma danzaba, moviéndose de un lado a otro, y mis ojos, manos, pies, y todo el resto de mi cuerpo comenzaba a aparecer. Todo comenzaba a tomar forma. Me encontraba en un mar peligrosamente misterioso. Ahora sabía lo que era, un chico de quince años con grandes ojos miel, y en mi rostro una enorme cicatriz es el recuerdo más ingrato de mi pasado. ¿Mi nombre? Parece que la persona que sostiene aquella pluma vieja lo está pensando, ¡Hazlo, no lo dudes más!, Me llamo… ¿Leonardo? ¿En serio no se te ocurrió otro nombre! ¡Que patético!, ¡Esperen! Parece que lo está pensando mejor, mi nombre es… es… Luis, ¡Ese nombre si me gusta!. La pluma se mueve con mayor velocidad, ¡Sí, ahora ya sé qué es! Soy un soñador y tripulante del barco Marrum, uno de los más poderosos en todo el océano, y toda su fama es gracias a nuestro capitán Runfo, el más pudiente en las tierras del reino Alib, y popular por sus escalofriantes experiencias en el mar. Nuestra nave está tripulada, somos seis en total, aunque tengo el presentimiento de que hay un séptimo tripulante, jamás lo he visto, siendo sincero, nadie lo ha hecho, pero yo puedo sentirlo, es una presencia poco común, su alma se siente tan vieja que podría apostar que vivió hace mucho tiempo, pero no es lo único que puedo sentir, también percibo la presencia de magia oscura, una de la que pocos conocen, y los que lo hacen, prefieren no hablar de ella, es más fácil fingir no saberlo, pues  sus vidas están en peligro, hablar de ella en voz alta ocasionaría que ellos vinieran y se los llevarán a sus profundidades más inmersas, donde el único sonido es el grito de las almas cautivas en aquel océano místico. 



“A veces, una pluma y un cuaderno pueden ser mucho más peligrosos que el misterio de un océano maldito.” 

¿Será cierto esto?