Primera Parte; Génosis Cap 5

Renacer

            Sagitta pasó de ser un simple gladiador a uno de renombre. Lo que más lo caracterizaba era su constancia, le gustaba innovar, mejorar estrategias. Seguía confeccionando atuendos, acompañándose de las mejores armas. Asesoraba a los principiantes y le establecía retos a los más diestros. Los gladiadores de más experiencia tuvieron que mejorar su ejecución en dicho ejercicio para estar a la par con el impetuoso joven. El prestigio de los dirigidos por Antígono creció tanto que fueron invitados al más grande torneo de gladiadores celebrado en el Imperio. Cientos de casas enviarían a sus mejores combatientes con la intención de ganar mucho dinero y fama. Antígono no tenía dudas de que Sagitta tendría una excelente presentación.

Los gladiadores invitados fueron alojados en los predios de la enorme arena, donde las presunciones y los retos no demoraron en presentarse. Sagitta fue convocado a una junta que unos gladiadores habían organizado informalmente. El propósito de la misma era la planificación de una rebelión por parte de los gladiadores, quienes querían aprovechar que los mejores combatientes del Imperio se encontraban allí para liberarse de sus captores y buscar una mejor oportunidad de vida. Sagitta no demostró interés en lo que se le proponía; pero sabiendo que no tenía manera de evitar el enfrentamiento comentó a sus compañeros que de una forma u otra el resultado final sería la muerte, por lo que no veía razón para no participar con ellos en la rebelión.

            Se aproximaba el día del torneo y los gladiadores estudiaban las estrategias que usarían para llevar a cabo su objetivo. La seguridad de la arena estaba compuesta de guardias alquilados y de algunos soldados romanos. Los gladiadores esperaban que, para la noche del espectáculo, más centinelas romanos fueran asignados a la arena. Sagitta fijó su atención en un guardia, este era sumamente joven, de un aspecto similar al suyo: ojos café, pelo lacio, estatura promedio y músculos no muy sobresalientes. El nuevo vigilante era diestro en su quehacer y demostraba cierto liderazgo. El joven gladiador comenzó a relacionarse con este guardia llamado Trieste. En pocos días había logrado sacarle al novato información confidencial sobre la seguridad del próximo evento. Este acto de Sagitta le hizo merecer la confianza del liderato de los guerreros, quienes no habían estado convencidos del compromiso del joven con la rebelión.

            La noche del evento llegó y los gladiadores pusieron en marcha su plan, que fue elaborado según la información obtenida por Sagitta. Los guardias y soldados eran superados en número por los gladiadores, quienes además conocían la ubicación y las estrategias de éstos. La batalla fue sangrienta y fueron muchas las bajas. Los gladiadores tomaron control de la arena y comenzaron a saquear a los presentes. Luego de colectar provisiones y armamentos, los rebeldes se reagruparon para abandonar la arena, los gladiadores que poseían el liderato contaban sus bajas y se percataron de que entre ellas se encontraba Sagitta. Apesadumbrados por la pérdida del joven que contribuyó grandemente a sus planes, los rebeldes abandonaron la arena en busca de un mejor porvenir.

Minutos después, la arena se encontraba desierta, los cuerpos inertes quedaron esparcidos por doquier y entre ellos un joven caminaba en busca de su futuro, su renacer. Este joven era Sagitta que consciente de que el futuro de sus compañeros gladiadores estaba escrito había elaborado su propio plan, que consistía en fingir su muerte para desligarse del grupo de rebeldes. Ahora el astuto muchacho buscaba entre los soldados caídos el cuerpo de Trieste para intercambiar su vestimenta con la de éste. Cuando los refuerzos arribaron a la arena el joven gladiador se presentó ante éstos como Trieste, el único soldado sobreviviente de la rebelión.