Mis ojos recorrieron el color negro que estaba plasmado en mi lienzo. Podía sentir el típico olor de las pinturas frescas, las cuales, inundaban el cuarto de pinturas de mi madre. Sostuve el pincel por la férula e intenté darle más definición al centro, utilizando un tono blanco. Recorrí la silueta y suspiré en medio de una leve sonrisa.
— Ha pasado tiempo desde la última vez que te vi aquí — Giré sobre mi asiento, observando a mamá ingresar al cuarto.
Me encogí de hombros — No había tenido motivación.
Ella ingresó y tomó asiento a mi lado, observando con cuidado el lienzo. Presté atención a su mirada y supe que la intriga la carcomía.
— ¿Qué opinas?
Mamá mordió sus labios y acercó su rostro para observar la fresca pintura — Me resulta interesante... — Siguió con cuidado recorriendo intrigada — ¿Este es el retrato que te han pedido en el colegio? — Asentí —Me trasmite algo pero no sé describirlo.
Ladeé la cabeza y suspiré — ¿Algo como qué?
—Tristeza y...
— ¿Y?
— Esperanza — Sacudió la cabeza — Me trasmite muchas cosas y no sé como explicarlas. Solo puedo decirte que es una pintura hermosa.
Sonreí levemente — Gracias.
El cuarto quedó en completo silencio. Ambas observábamos con cuidado las diferentes pinturas, en su mayoría, pertenecientes a mi madre.
— ¿Dónde lo has comprado? — Fruncí el ceño confundida — La pulsera.
Bajé la mirada a mi muñeca izquierda y divisé la pulsera que Devon me había regalado.
— Un obsequio.
Mamá asintió intercalando la mirada entre la pulsera, la pintura y yo. Sonrió de lado y se puso de pie — Ya veo — Me observó de una forma extraña — Quiero enseñarte algo...— Caminó hasta uno de los caballetes, el cual, se encontraba cubierto con una tela blanca. Me puse de pie hasta llegar a su lado y en el momento en que mamá quitó la tela, me acerqué para poder tener una mejor vista del cuadro.
— Vaya — Fue lo único que salió de mis labios.
— ¿Te gusta?
Sonreí — Es hermosa, mamá.
En el lienzo se plasmaba una ciudad, mucho edificios y la nieve decorando el verde pasto. Pero lo que más llamó mi atención, fue el oscuro y estrellado cielo. Mamá era muy detallista y nada se le escapaba a la hora de pintar.
Los bordes de las estrellas estaban tan bien retratados, que casi parecían reales. Entre todas ellas, habían un par que resaltaban más, que poseían más brillo, las conté y negué formando una sonrisa.
—Ahí estoy, nuevamente — Comenté con una sonrisa de lado. Mamá pasó su brazo por encima de mis hombros.
— Pues claro que sí — Me acercó a su cuerpo en un abrazo — Eres mi bebé.
— Mamá tengo diecisiete, no soy un bebé.
Ella bufó — Claro que sí... — Clavó sus ojos en mí — ¿Tessi?
—¿Si?
— ¿Confías en tu padre y en mí?
La observé confundida — Sí, ¿Por qué no lo haría?
— Si algo te perturbara, lo que sea, ¿Nos los dirías?
Mi pecho se estrujó. Por supuesto que mis padres lo notarían, sabrían que algo sucedía. Mi madre podría tener mil cosas en su mente pero su prioridad siempre he sido yo, siempre.
—Nada está perturbándome — Mentirosa — Pero en caso de ser así... Sí, lo haría.
Mi segunda mentira del día.
(...)
Mis pasos eran lentos mientras recorría los pasillos del colegio. Había pasado una semana desde que me había ocurrido lo del cuarto del conserje y el encuentro que tuve con Sara. Una semana en donde no había hablado con Devon y una semana en donde no había visto a Ben.
No éramos amigos ni nada, pero me había agradado o al menos sentía que era alguien que podía entender lo que me pasaba.
¿Quién comprendería lo que uno sentía en estas situaciones?
Exacto, alguien que pasara por lo mismo.
Un gemido llamó mi atención hacia el salón de gimnasia. Fruncí el ceño y con algo de miedo, comencé a acercarme en total silencio. Hasta que, en un punto, los gemidos se hicieron más audibles. Llegué hasta la puerta y asomé mi cabeza para poder observar el gran salón.
No había nadie.
La confusión me embargó por un momento, hasta que divisé un movimiento al costado de la puerta. Me arrimé un poco más y pude captar tres cuerpos.
Lucian, John y...
Entrecerré mis ojos, temblando de repente. Se me dificultaba ver a la tercera persona, dado que la puerta, limitaba mi rango de visión.
Decidida avancé un poco más, hasta que capté como alguien expulsaba sangre. No podía verlo porque la tercer persona no estaba de pie, estaba en el suelo. Descendí la mirada y mi cuerpo se tensó al reconocer una mata de cabello rizado y rubio.
Ben.
Sostenía su abdomen y un par de lágrimas caían desde sus ojos hasta impactar en el suelo. Su boca estaba repleta de sangre y su ojo comenzaba a hincharse. Presioné mis manos sobre la madera de la puerta, sintiéndome impotente.
Observé a Lucian, el cual, tenía la mejilla completamente morada y a John con una gaza colocada en el puente de su nariz. Ambos miraban con satisfacción el cuerpo dolorido de Ben.
Gemí aterrada al ver como Lucian propinaba una fuerte patada en el rostro de Ben, girando su cabeza de una manera que erizó mi cuerpo y...eso fue todo.
Ingresé corriendo y no me importó nada más. Solo Ben.
Con fuerza empujé el cuerpo de Lucian, arrojándolo al suelo. Sé que jamás hubiera podido empujarlo, de no haber sido, porque no esperaba mi presencia. John me observó sin poder creerlo y Lucian con suma rapidez se puso de pie, revelando la furia que sentía.
—¡Vaya! — Dijo acercándose con lentitud — Pero si es la reina de los colores al rescate — Rio observando a John — ¿Ahora todos están con la fachada de superhéroes?
—Eso parece — Agregó John — Al parecer no tuvo suficiente con lo del otro día. Parece que quiere más.
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Editado: 17.07.2024