La luz de la ventana me cegó al abrir los ojos. Con rapidez volví a cerrarlos y me quejé audiblemente, llevando mis manos a mi rostro. Mi cabeza dolía levemente y me sentía algo mareada.
Cuando al fin pude acostumbrarme a la luz, recorrí la habitación desde la ventana, por donde podía ver algunas gotas impactar con el vidrio, hasta el sillón en donde un cuerpo descansaba cubierto de una manta de lana verde.
Observé el cabello de mi madre caer sobre su hombro y su rostro, con señales de cansancio, posado sobre su mano. Pude divisar las ojeras bajo sus ojos y la palidez en su piel y pude darme cuenta de que había estado llorando.
La culpa me abrumó.
¿Cómo no sentirme una carga al ver como mis padres sufren por mi causa?
Cuando todos lo que me rodean se ven envueltos en mis problemas.
¿Y si...? ¿Dejara de serlo?
Observé mis muñecas envueltas con gaza de forma casi perfecta y presioné mis puños, sintiendo la imperiosa necesidad de alejar el daño. De liberarlos.
Como si de una película se tratase, todas las escenas, todos los momentos por los que pasé. Todos las horas, minutos y segundos que sufrí, aparecieron allí.
Cada golpe.
Cada humillación.
Cada lágrima.
Recordé con pesar a mi antigua yo. Y la resignación hizo acto de presencia. Ya no volvería y siempre lo supe, solo que hasta ahora, había tenido el valor de aceptarlo.
Si hubiera podido cambiar algo, cambiaría ese momento en donde sonreí.
Sin maldad.
Sin daño.
Dios, claro que lo haría.
¿En qué momento mi vida cambió tanto?
¿En qué momento me volví tan débil?
No solo mis padres me observaron apagarme en vida, sino que fui yo misma, quien lo presenció en primera fila. Solo yo y lo que sufren lo mismo, sabemos lo que es estar en este lado de la historia, solo nosotros sabemos lo que es abrazar la soledad sin quererlo.
Solo nosotros sabemos lo que es dejar de ser uno mismo.
Una lagrima recorrió mi mejilla izquierda hasta perderse entre las hebras de mi cabello.
Y lo supe.
Necesitaba huir, alejarme. Era la única forma que encontré para evitar el daño en quienes más amaba.
Aún si al hacerlo, me hiciera sentir...egoísta.
¿Egoísta?
No, no lo era.
Sin hacer demasiado ruido, quité las sabanas blancas que cubrían mis golpeadas y mutiladas piernas. El frío en la planta de mis pies, me estremeció ante el primer contacto. Con cuidado, arrastré mis pies en dirección a mi madre y al tenerla cerca, me encorvé un poco, besando su cien.
—Has sido y siempre serás la mejor madre para mi — Susurré con dolor — Jamás me has fallado, ni tú ni papá y lamento ser la primera en hacerlo. Pero la verdad es que, hace mucho tiempo que me he marchado, mamá y no sabes como duele aceptarlo. Ojalá que todo fuera diferente. Ojalá que no todo acabara así — Quité la pulsera que Devon me había obsequiado y la posé en el reposabrazos del sillón — Siempre los amaré, con todo el fuego de mi corazón.
Memoricé sus rasgos, cada pequeña e imperceptible arruga, cada mechón oscuro de su cabello y sonreí.
Sonreí en despedida.
Lentamente salí de la habitación y al no ver a nadie en el pasillo, lo recorrí hasta el final, topándome con unas escaleras que llevaban a la ultima terraza del edificio.
Y las subí.
"—Dame el celular—Interrumpió a Kayla—Ahora.
Esta se lo entregó con duda—¿Qué piensas hacer? —Sara activó el flash y luego de observar a Kayla, posó sus ojos en mí.
—Deja de preguntar y trae el recipiente de papeles.
—¿Qué?
—Hazlo ya, mierda.
Kayla corrió hacia dentro de los cubículos y tomó el tarro en donde los estudiantes dejaban los papeles con los que se higienizaban.
—Arrójaselos.
Oh, no.
Me arrastré lo más lejos que pude, intentando no perjudicar mi mano.
—No haré eso.
Sara rodó sus ojos con frustración—Entonces graba."
Cada escalón que daba acarreaba consigo, cada recuerdo. Y mis ojos me impedían ver el recorrido al estar repletos de lágrimas contenidas.
" Lucian había ingresado y tomado la ropa, elevándola sobre su cabeza.
Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, por la humillación que sentía. Con debilidad, me arrodillé, cubriendo mi pecho con mis rodillas.
Y eso fue todo.
Comencé a llorar. Mientras ellos se divertían a costa mía.
—¿Tessa? —Y la situación empeoró al ver a Devon ingresar al baño—¿Qué carajos...?"
La puerta frente a mí, se encontraba entre abierta, por lo que, no dudé en salir e inmediatamente cubrir mi cuerpo ante la ventisca y la capa de llovizna que mojaba todo el lugar.
Desde aquí solo se veía todo el gris cielo, decorado con nubes del mismo color y apenas, algunas terrazas de los demás edificios.
"— Por favor, no me hagan daño — Comencé a sollozar al ver como John terminaba de quitar mi camisa, dejándome en sostén — P-Por favor, Lucian. P-por favor no me lastimes, por favor — Las lágrimas caían a cantaros por mis mejillas.
— No te haré daño, Tessi — Se acuclilló encima de mi cuerpo — Te enseñaré lo que es divertirse"
Apreté mis ojos y con decisión, di mis primeros pasos hasta el borde, quien me habría sus brazos con cariño. Una ves allí, inhalé profundamente y me pregunté si era lo correcto.
Y la única respuesta que obtuve fue.
¿Qué mas da? Después de todo, ya está muerta.
Trepé el borde y la gran altura, me impactó un poco. Desde aquí arriba, todo parecía ser tan pequeño.
No había nada.
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Editado: 17.07.2024