XX

Han pasado cerca de 10 años cada uno ha tomado las riendas de sus vidas y han logrado mucho, pero siempre existió aquella parte en su ser que llamaba a una aventura de un camino desconocido pero perdido en algún lugar de la gran manzana.

New York era el mundo de los mil y un sueños, pero también de caminos perdidos entre callejones sin salida.

Saya cargaba consigo el cansancio de un día entero en una oficina rutinaria donde el tic tac de las manecillas a veces provocaba un eco ensordecedor, extrañaba caminar bajo la lluvia, correr por caminos creados por sus pisadas, tratar de hablar idiomas con su boca y sus gestos que en su mayoría terminaban por contundirlo, la ciudad se teñía de un blanco con rallones grisáceos a causa del humo de los autos, el de los cigarrillos y el vaho de un pequeño niño que se quitaba los guantes para rascar una comezón que debía de llevar hace mucho rato, pero del cual su madre a su lado le obligaba a usarlo de nuevo hasta llegar a casa.

Saya vio con curiosidad al pequeño niño que abría los guantes en el momento justo del que un taxi pasaba a toda velocidad y que consigo jalaba todo el viento tras de él, lo que provocó que el guante saliera despedido de sus pequeñas manos, Saya sonrió ante el acto osado de aquel niño que había logrado despegarse de la molestia más incómoda aquello le recordó su juventud cuando no había nada que lo parara, había hecho lo que él quería de manera responsable, bueno casi siempre, pero ‘llego a la edad donde las decisiones te pesan y ya no eres como antes, ahora tienes obligaciones tienes que forjar tu futuro, tener un trabajo estable y…’ Saya golpeó sus mejillas empezaba a sonar igual que su padre.

Llevaba encima uno de tres trajes que tuvo que comprar para su trabajo, pero ahora tenía ganas de quitárselo y armar una fogata con esta, el clima cambio de un momento a otro, las predicciones meteorológicas anunciaban un frente frío, pero esto ‘parecía el cuerpo completo’ se dijo a sí mismo riéndose de un mal chiste, fue entonces cuando un recuerdo fugaz volvió a sus memorias, hace ya algunos años el mismo tipo de tormenta había sucedido de un momento para otro en un aeropuerto lleno de gente insoportable, mi padre y…