VIII. ♡

♡ 내 병아리 ♡

—¡Arde! ¡Me duele mucho! —había exclamado con cierto dolor en su voz.

—Tranquilo pollito, solo un poco más —había hablado YooMi hacia JiMin.

Cuando ambos habían regresado a su departamento, YooMi había decidido curar las heridas de su pareja; por lo cual insistió primero en desinfectar las heridas con un poco de alcohol. Y aquel químico producía un ardor en las rodillas raspadas del pelirrubio, lo cual hacía que el se quejase del dolor invadido en su ser.

Unos cuantos quejidos más se escucharon de parte de JiMin, pero al fin se había terminado de curar aquellas raspaduras.

—¡Listo! Ya no debes de que preocuparte pollito, ya están sanadas tus heridas —había hablado con ánimo YooMi.

Y JiMin vio, como en sus dos rodillas, tenía dos banditas de una caricatura que él amaba ver. 

—¡YooMi linda me curó! —había exclamado con cierta alegría en su rostro.

—Siempre lo haré —había respondido YooMi hacia su pareja.

Y es que, cuando aparecía alguna situación en la cual YooMi debía proteger a JiMin, se instalaba en el corazón de ella una cierta decisión de convicción en cuidar a su pollito, a pesar de cualquier circunstancia que estesen pasando.