Debby.
De solo pensar que dejaré el lugar donde he pasado los mejores y peores momentos de mi vida para casarme con un hombre que no amo me llena de melancolía. No solo en la nostalgia, sino también el miedo a lo que pueda pasar, no conozco absolutamente nada de mi prometido, no se como es, no se como es su forma de tratar, no se si acepte que yo sea actriz, ni siquiera se como es su rostro. Aunque, pude buscar en internet, no tuve el valor para hacerlo, porque no quiero afrontar esta realidad que me une a su vida de por vida.
—Debby… —ladeo mi rostro ante el llamado de Nena—. Tu celular.
Al ver el nombre de mi madre en la pantalla de mi celular, contesto rápidamente.
—¿Dónde estás? —pregunta con exasperación.
—En unos minutos llegaré al país madre.
—¿Arreglaste el rumor tuyo y del muchacho? No quiero malos entendidos.
—Sí, mamá.
Al estar en las redes las fotos y video entre Cristhian y yo, comenzaron a ver especulaciones de un amorío. Mamá se enteró y pegó el grito al cielo, pues estoy a semanas o quizás un par de meses para casarme. Lo que podría afectar mucho mi imagen, especialmente para la familia D’Angelo.
—Es que ya quiero que dejes el mundo del espectáculo, solo te la pasan poniéndote pareja. ¿Qué crees que pensara Darío de ti? Espero que no salgas como la hija de los Montero, porque te juro que te conviertes en mi enemiga.
—Por Dios mamá, jamás fallo a mis promesas —digo con molestia. Mamá nunca piensa en lo que yo siento, siempre piensa en lo que es mejor para la familia.
—Eso espero. Eres una Viennet, heredera de un gran legado familiar, no deberías desperdiciar tu tiempo en la actuación —expresa.
—Mamá, si no me equivoco cuando cumplí los dieciocho años renuncié a toda mi herencia…
—¿Crees que te vamos a dejar desprotegida? No señora. Aunque tú no quieras, el día en que tu padre y yo no vayamos de este mundo, tú recibirás tu herencia —dice con molestia.
—William manejará toda la fortuna mejor que yo. Además, es el mayor, e incluso Harry lo haría mejor que yo.
—Tus hermanos tendrán su parte, pero tú tienes que hacerte cargo de tus cosas. ¿Crees que siempre vas a tener esa cara bonita? Con el pasar del tiempo tu piel se va a arrugar, y Debby Viennet será solo un recuerdo.
—Un recuerdo que ha dejado grandes novelas, películas, cortometrajes, series y muchas cosas más. Mamá, he creado un gran patrimonio gracias a mi talento.
—Llámame cuando llegue al país, para mandarte a recoger —me cuelga.
Suelo un suspiro agotador. Si mamá se tomara la molestia de preguntarme lo que yo quiero y no intuir, tuviéramos la mejor relación de madre e hija. Yo sé que me adora, pero lo que ella cree que es “lo mejor para mí”, solo es lo mejor para ella.
—Tu mamá es un poco complicada.
—Sí —confirmo, con pesar.
—¿Es así de exigente con tus hermanos? —disimula su interés viéndose las uñas.
—Con William no, con Harry un poco, ya que es un adolescente y nada más se la pasa en el celular, portátil o videojuegos. Ignorando lo que pasa a su alrededor.
—Uhm… William, ¿está comprometido?
—Estaba, pero la prometida se escapó con su novio, salió embarazada y el compromiso se rompió.
Ese hecho fue un gran drama. Pero libró a mi hermano de un posible matrimonio infernal.
—¿Qué dijo tu hermano?
—Nada, él estaba muy feliz porque no quería casarse con ella.
—Qué suerte tiene.
—Puedes aprovechar.
—¡¿De qué hablas?! —se hace la desentendida, pero a mi no me engaña.
—¿Crees que no me he dado cuenta de tu interés por William?
—¿Dormiste bien anoche? —le comienzo a hincar las costillas con los dedos.
—Sí. Pero no me cambies de tema... ¿Desde cuándo te gusta William?
—Tengo sueño Debby.
—Vamos, dime —insisto.
—Desde que te fue a visitar, ¿feliz? —Saco cuenta mentalmente.
—Eso fue hace mucho tiempo, y tu último novio fue hace 2 años.
—Debby, ¿crees que tu madre va a aceptarme en tu familia? No tengo el prestigio del que ustedes gozan, solo soy tu manager, nada más.
—No le hagas caso a mamá, ella ya no tiene derecho a manejar la vida de William. Tú intenta. El que no arriesga no gana.
—No. Yo ya me resigné al loco sueño de andar con tu hermano.
Siento un poco de pesar, aun así sonrío. Mi hermano no es como mi madre, y si puedo ayudar a mi amiga lo haré. Agarro mi celular, llamando a William por videollamada.
—Dígame, señorita —Nena me mira al oír la voz varonil de mi hermano.
—¿Qué haces? —Le doy una mirada de complicidad a Nena.
—En el trabajo... Mamá me manifestó de tu regreso, ¿estás segura en casarte?
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Editado: 20.06.2023